Por la paz política durante y después del proceso

Por la paz política durante y después del proceso

Ante circunstancias tan especiales como las de un proceso electoral dentro de un mes en el que habrá de surgir un nuevo gobierno por la vía democrática, construir la paz no se logra buscando chivos expiatorios a quien echarle la culpa de algo, sino cargando cada quien o cada sector con el peso de la cuota de responsabilidad que le corresponde, especialmente quienes de alguna manera tienen que ver o están vinculados a los sectores de poder, no importa si son políticos, empresarios, profesionales, sindicales o de cualquier índole.

El pueblo dominicano quiere cambios en la esperanza de que  estos le proporcionen bienestar y justicia social, por lo que se hace necesario   que  sean logrados mediante esfuerzos conjuntos, constantes y constructivos de solidaridad y respeto. Porque en una sociedad donde los signos de violencia están presentes en todos los rincones y segmentos,  especialmente en este trayecto  del proceso electoral, cualquier cosa que pudiera empañarla   tiene que ser rechazada  por todos los sectores responsables.

No son pocos, sin embargo, los enemigos de la paz en un ambiente de injusticia, sobre todo por la forma en que el gobierno administra los bienes  con la participación de ciertos grupos de poder; por la  pobreza generalizada y la incapacidad de la gente a participar en las soluciones que traigan como consecuencia justicia social y progreso verdadero; por   falta de conciencia o malas influencias de sectores antidemocráticos,  pero como hemos dicho en otras ocasiones, las paz no se negocia, se construye.

Hay que lograr que la lucha por el poder esté enmarcada dentro del sistema democrático. Que no tenga una expresión pasajera para las grandes mayorías solo cuando se acercan las elecciones o tengan que hacer expresión mediante el voto, sino por vía de  acciones programáticas, solidarias y humanas, que contribuyan a crear ambientes de paz y que esta se refleje no solo el día de las elecciones, sino en el accionar diario  hasta el 20 de mayo y también después.

Especialmente la Junta, que tiene la responsabilidad y cuenta con  mecanismos de control para esos fines, debe actuar con transparencia y firmeza, y no vacilar en procura de la decidida colaboración de  la dirigencia política nacional, mayoritarios y emergentes, puesto que cualquier acción contraria no atentaría contra uno de los participantes en el proceso, sino contra todo el sistema.

Aspiramos a que  la dirigencia política, pero también los demás sectores que actúan en el escenario nacional de manera protagónica, reflexionen sobre la necesidad de mantener  la paz y el respeto, y reflejarla hacia los sectores que mayores necesidades tienen, porque  un pueblo tan sano y paciente  debe mantener vivas sus esperanzas e ilusiones.

En la jornada de cambio  que se avecina,  los únicos triunfadores deben ser el pueblo, la democracia y el sistema institucional, por lo que tiene que generalizarse el clamor por la paz,  sin abandonar bajo ningún concepto la lucha por la transparencia y  equidad del proceso. 

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