Deja dicho, que la política se ha convertido en un negocio del cual viven muchos guanajos, cuyo trabajo consiste en tomar un café aquí, tomar un café allí, hablar blar blar blar, hacer planes, divulgar propuestas.
Algunos son encantadores de serpientes y auspiciadores de brujas, pero trabajar, lo que se dice trabajar, recuerda aquel viejo merengue “el trabajo lo hizo Dios como castigo”.
De manera descarada, como si se tratara de un chantaje, algunos, o todos los partidos, han doblado las rodillas y pedido más dinero para su participación en los próximos comicios del mes de mayo venidero.
De un tiempo a esta parte, hay partidos que se han convertido en negocios mantenidos con dinero del erario, que todos los meses gasta millones que permiten profesionalizar a un grupo de vividores que “trabajan” para el partido, pero su trabajo por y para el país es muy cuestionable.
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La política debe ser ejercida por personas con mayor dedicación al progreso, la selección que hacen algunos partidos no es la mejor, postulan a Fulano o a Zutano, porque aporta fondos para mantener activistas que pregonan las bondades de personas que no son las mejores.
La elección y selección de los candidatos no se hace por su trabajo en favor de la comunidad o su diligencia cuando hay una emergencia en la ciudad, en la provincia en donde viven. Es el dinero el que mueve las voluntades y elige candidatos a personas que no lo merecen, ese es un caso, el otro es el de personas que adquieren una posición mediante la compra de un puesto en la boleta electoral, en algunos casos la persona solo tiene dinero y carece del arraigo político necesario para ser electo por sus propias luces y merecimientos.
Esa profesionalización de la política se parece, en lo de pedir fondos y mercedes, a la actitud que de tarde en tarde exigen los maestros: aumentos de sueldos.
Hasta ahora no se ha enlazado el sueldo de maestros con los resultados de su trabajo de enseñar. Tal parece como si los adelantos científicos que ha logrado la humanidad han disminuido la importancia de la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas y del lenguaje.
Andamos lentos, por no decir muy mal, en lo que se refiere a la comprensión de las matemáticas y la comprensión del propio idioma.
Leer, hablar y escribir son materias básicas en las cuales hay que hacer hincapié, para que nos entendamos mejor y, las matemáticas, son imprescindibles para la vida y para la construcción del progreso.
Hay un refrán muy conocido “por la plata baila el mono”. Quien se sienta mono, que baile.