Por la protección del ambiente

Por la protección del ambiente

La necesidad de proteger el ambiente de la actividad humana dañina obliga a pensar en reglas más estrictas y específicas para la minería, la extracción de materiales de los ríos, el uso de las aguas, la agricultura, la explotación forestal, la disposición de los desechos sólidos, la contaminación y otras prácticas. El calentamiento global, la rudeza de fenómenos como El Niño y La Niña, y la escasez de agua, son dificultades a las que tendremos que enfrentarnos con nuevas disciplinas y actitudes de preservación más firmes.
Ante esta realidad, la Comisión Nacional para la Pastoral de la Ecología y Medio Ambiente entiende que el Poder Ejecutivo y el Congreso Nacional tienen que tomar medidas urgentes para enfrentar el daño ambiental. Aboga por la aprobación de las leyes del Agua, de Ordenamiento Territorial, de Biodiversidad, Recursos Costeros, una que regule la extracción de materiales y agregados de los ríos y otras que forman parte de la Estrategia Nacional de Desarrollo.
Hay que enfatizar en reglas de explotación minera más inclinadas a proteger el ambiente y evitar pasivos ambientales que atentan contra la biodiversidad. Muchos cambios en el ambiente son parte de la evolución natural del planeta, pero los más dañinos son obra de la mano del hombre y la falta de políticas adecuadas de protección.

Tránsito y delitos aportan luto

El fin de semana fue luctuoso. Entre la temeridad y la delincuencia aportaron la muerte de varias personas. Cuatro fallecieron en un accidente la madrugada del domingo en la Autopista Duarte, cuando el conductor de un carro trató de esquivar una motocicleta, en Santiago una médica radióloga, del Ejército de RD, perdió la vida al estrellarse la motocicleta en que perseguía a delincuentes que la habían asaltado, y en la Autopista de las Américas una señora que acababa de graduarse de abogada murió en un accidente entre un carro y una guagua que terminó sumergida en el mar.
Queda a la vista que es necesario disponer controles en las carreteras para tratar de aminorar la ocurrencia de tragedias derivadas de la temeridad en la conducción de vehículos. Hay que detener la epidemia más mortífera que nos ha tocado: los accidentes.

 

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