Por la recuperación de la UASD

Por la recuperación de la UASD

Tirso Mejía-Ricart

Terminó el proceso de elecciones de la UASD, que dio a la Lic. Emma Polanco como clara ganadora, con el mejor discurso sobre lo que hay que hacer en la Universidad en los próximos años para rehabilitarla en todos los órdenes. Hay sin embargo dos cambios que hacer en ese proceso que fue ejemplar en muchos aspectos.
a) No se justifica hacer propaganda audiovisual fuera de los recintos universitarios para influir sobre menos de tres mil electores, que desvirtúa incluso el concepto de “claustro” que todavía tiene dicho cuerpo. Es algo verdaderamente lamentable.
b) La participación de los estudiantes en el gobierno universitario actualmente es solo del 5%. Antes era del 33% lo que se prestaba a abusos, pero ahora resulta insignificante, pues los convierten virtualmente en empleados al servicio de los clanes profesorales que se burlan de los reglamentos y los deberes docentes elementales, por lo cual debe subirse al 10% o 15%. Los integrantes de los organismos colegiados deben tener un índice académico superior al 80%, para que puedan aportar realmente y balancear el poder de los profesores.

1) Por lo demás, se debe reducir drásticamente el personal, para que queden solo los que cumplan funciones reales, no repetitivas.
2) reimplantar los concursos públicos obligatorios y verificables independientemente, para el personal docente e investigador no para los empleados administrativos. El rector solo debe designar personalmente a su chofer, secretaria y seguridad personal.
3) restringir la contratación de personal académico para que viajen a los centros regionales por solo dos años, los que no vivan en las sedes. Los demás deben designarse mediante concursos regulares.
4) Eliminar las “asesorías”, “compensaciones”, sobresueldos y otros gastos cuestionables.
5) Recuperar las fuentes económicas propias por postgrados, graduaciones, Economato, productos de Engombe, laboratorio clínico y cursos extracurriculares o en Estados Unidos.
6) Reducir la carga de docencia a no más de 20 horas o sesiones de prácticas frente al estudiante, y a los jubilados recontratados no más de 10 horas.
7) Restablecer la aprobación de programas mínimos y supervisión de las diferentes asignaturas por la Cátedra correspondiente, por coordinadores, de cátedras, que representen la excelencia en cada disciplina. Lo demás es una barbaridad.
8) Establecer cursos en línea de asignaturas introductorias y teóricas, o modalidades semipresenciales, aprovechando las modernas tecnologías para adaptarse a las posibilidades de tiempo de los estudiantes y las informaciones que ofrecen las redes sociales.
9) Establecer niveles de “Asociado” y de “Técnico Universitario”, teniendo en cuenta el curso básico, con un 60 hasta 100 créditos, para que se inserten en trabajos calificados, sin haber alcanzado un nivel propiamente profesional.
10) Evaluar periódicamente el desempeño del personal académico y administrativo, con participación de las escuelas, cátedras y estudiantes, teniendo en cuenta su trabajo institucional.
11) Castigar ejemplarmente la venta compulsiva a los estudiantes de folletos, libros, excursiones, cursos extras curriculares, u obtener dinero y favores a cambio de otorgar notas; así como eliminar asignaturas superfluas para favorecer a docentes.
12) Que el Estado supla más recursos para fortalecer proyectos específicos de investigación, docencia y extensión, así como para contrarrestar el aumento en el costo de la vida de los servidores universitarios.

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