Por la ruta del Ámbar

Por la ruta del Ámbar

POR JOSÉ RAFAEL SOSA
HATO MAYOR, El Valle.-
Patria Johnson es una mujer que vive en paz. Desde su orgullosa negritud casi cocola, se recuesta en algunas tardes a ver las piedras de ámbar que ella, minera y comercializadora de esa singular resina color anaranjado oro, ha sacado hace años de las entrañas de la tierra.

Esta mujer es parte de una estirpe laboral singular: la de los “amberos” de primera línea, quienes han tenido la responsabilidad de extraer la piedra  de las minas que  conforman la ruta del ámbar, a lo largo de la Cordillera Septentrional.

Por algunas características geológicas, las vetas del ámbar dominicano se acomodaron a lo largo de esta Cordillera  que cruza desde Puerto Plata hasta Samaná, pasando por campos de Santiago, Moca, Villa Trina, Alto de la Piedra, la Colonia San Rafael, El Valle, Sabana de la Mar, Sánchez y Samaná, entre otros puntos.

Los mineros gracias a su experiencia, determinan mediante la observación dónde hacer el hoyo inicial para la galería que facilitará el contacto con esta resina conservada durante miles de años, con sus implícitos tesoros milenarios de insectos, partes de árboles, flores y otros elementos atrapados en su seno. A lo largo de esta ruta, campo adentro, donde no llega la vista del pasajero que recorre en vehículo las carreteras y autopistas que cruzan demarcaciones rurales y municipios urbanos, opera  una organización laboral que asigna  una labor específica a cada quien en la mina, a fin de extraer las pepitas de ámbar en bruto.

Ubicar la mina
Los mineros de esta ruta han aprendido de generación en generación a determinar dónde excavar. Cecilio Morel, un minero y comercializador que ha dedicado su vida al ámbar, sostiene que no es fácil dar con el lugar exacto.

Las señales las ofrecen los  árboles, generalmente algarrobos productores de la resina, las pistas en la tierra, (donde suelen aparecer partículas “delatoras”, la proximidad de cuencas de agua  y otros aspectos son  factores a ser tomados en cuenta, dice Cecilio  Morel,  desde El Valle.

Organización laboral
Explotar una mina de ámbar no es tan simple como  dar con el lugar exacto y comenzar a extraer del hoyo. Ramón Méndez, de Santiago, ex minero y comercializador a pequeña escala, explica que se produce una división del trabajo de la mina, asignando papeles específicos a cada quien.

Detalla que están los mineros propiamente, los que se introducen al hoyo van buscando y ampliando la galería. “Ese es el trabajo más delicado, bregan con el agua subterránea, arriesgan sus vidas en caso de derrumbe” afirma.

Explica que hay un personal especializado en bajar y subir esos hombres, por medio de una polea. Hay otros que se ocupan de halar las cubetas con el lodo ambarino que se va sacando para profundizar las galerías.

Por medio de la cubeta también salen a la superficie las pepitas de ámbar, en forma de piedra con una costra y sin el aspecto refinado que se ve en las tiendas para turistas. Ese proceso viene luego en los talleres.

“Amberos” una exposición
Con motivo de sus once años de existencia, el Museo Mundo de Ámbar abrió anoche la exposición “Amberos, personas atrapadas por el ámbar” una muestra fotográfica y geológica que muestra la vida de los mineros y la ruta nacional de esa piedra semipreciosa que tanta demanda tiene por parte de turistas extranjeros y el mercado local.

Jorge Caridad, presidente del Museo Mundo de Ámbar, dedicó la exposición para destacar  la vida y el trabajo de estos mineros y hacer conciencia de la necesidad de que reciban ayuda y tecnología para mejorar su trabajo.

La exposición fotográfica está abierta al público en el Museo Mundo de Ámbar de la calle Arzobispo Meriño  esquina calle Restauración en la Ciudad Colonial. La entrada es gratis.

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