El presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías está librando una última y decisiva batalla contra el cáncer. Con valor y estoicismo enfrenta no sólo esa terrible enfermedad, sino también la malsana propaganda de sus implacables enemigos que desean su muerte, a tal punto que desde Miami un médico de marras que no es oncólogo vaticinó su deceso a más tardar en el mes de abril del próximo año.

Recientemente participamos en una conferencia magistral dictada por el historiador Euclides Gutiérrez Félix, con motivo del décimo aniversario de la sublevación cívico-militar encabezada por el entonces coronel Hugo Chávez contra el gobierno de Carlos Andrés pérez, abortada rebelión que finalmente se convirtió en victoria.

Ese memorable acto, celebrado en febrero pasado en la Plaza de la cultura, fue a nuestro juicio un muy merecido reconocimiento al comandante Chávez por sus aportes y solidaridad con el pueblo dominicano y otras naciones del continente. Días después de esa conmemoración recibimos la triste y amarga noticia del agravamiento del estado de salud de este invencible gladiador político.

Hugo Chávez, como dijera Euclides en ese emotivo encuentro, paradigma de una revolución democrática que ha traspasado nuestras fronteras, fue estimulado por los militares constitucionalistas dominicanos lidereados por Francisco Caamaño Deñó y Rafael Fernández Domínguez que sembraron la semilla de la defensa de nuestra soberanía. También por el ejemplo del general Velazco Alvarado en Perú.