A pesar de los distanciamientos generados por  los resultados de la polarización electoral, el país ha tenido la dicha de que un gesto cívico ayudó a descargar  presiones acumuladas en la caldera social, y que grupos de las sombras aprovecharon para propalar rumores de falsos llamados a protestas y desórdenes. Con un discurso breve, en el que argumentó los motivos de su inconformidad  con el resultado electoral, el ex presidente Hipólito Mejía, candidato del PRD y varios grupos aliados, llamó a la unidad de los dominicanos para luchar juntos por fortalecer la democracia. Su llamado es importante si se tiene en cuenta que el país fue teñido tanto de morado como de blanco por los resultados de las votaciones del domingo, lo que indica que dos grandes fuerzas articulan en el escenario político.

Desde el cierre de las votaciones hasta el martes por la noche, el país se mantuvo bajo tensión por la incertidumbre en cuanto a la actitud que asumiría el sector perdedor de las votaciones. El llamado a la calma y la unidad hecho por el ex presidente Mejía ha significado la forma más saludable de encarar la adversidad en el ámbito electoral. El presidente electo, Danilo Medina Sánchez, ha invitado a un diálogo que el ex presidente Mejía no rechaza, sino que más bien acepta bajo condiciones. El país necesita que prospere ese y todos los diálogos que tengan por meta unificar a la nación y guiarla hacia la prosperidad.

Riesgos por GLP en vehículos

Por razones de economía, muchos dueños de vehículos emigraron del uso de gasolina al de gas licuado de petróleo. Uno de los problemas causados por este cambio es que mientras unos acudían a talleres especializados para instalar los equipos de gas, otros hacían instalaciones rudimentarias y altamente peligrosas. En un trabajo publicado ayer, el matutino El Caribe refiere que en lo que va de año sesenta carros adaptados a GLP han estallado y causado daños a personas.

Es necesario que las autoridades asuman el control del uso de GLP en vehículos, y que desautoricen instalaciones que no respondan a los requerimientos técnicos para garantizar seguridad y buen funcionamiento. Las instalaciones rudimentarias de gas licuado de petróleo ponen a circular por calles y carreteras del país decenas, y quizás cientos, de vehículos que son verdaderas bombas rodantes.