Por lo menos diez  muertos tras violencia entre comunidades en Birmania  

Por lo menos diez  muertos tras violencia entre comunidades en Birmania  

Foto extraida fuente externa.

 RANGüN. AFP. Por lo menos diez personas murieron el jueves a raíz de hechos violentos entre comunidades budistas y musulmanes que estallaron la víspera en el centro de Birmania, indicaron a la AFP varios testigos, incluyendo un diputado opositor. 

«Ví varios cuerpos tras las violencias de esta mañana. Hay más de diez muertos» en la localidad de Meiktila, afirmó sin más detalles Win Htein, diputado de la circunscripción, perteneciente a la Liga Nacional para la Democracia LND de la opositora Aung San Suu Kyi.

Un residente confirmó haber visto también por lo menos diez cadáveres.   El toque de queda fue impuesto en la localidad de Meiktila, tras el brutal aumento de la violencia que empezó el miércoles con una querella en un mercado entre un vendedor musulmán y clientes. 

«El toque de queda fue impuesto porque la situación empeoraba», declaró un responsable policial a la AFP por teléfono. «Estamos intentando controlar la situación», añadió. 

Dos personas, una de ellas monje budista, murieron y varias resultaron heridas el miércoles, según la policía. «Tres mezquitas fueron destruidas.

El toque de queda sigue vigente desde las 20H00 hasta las 05H00 de la mañana», indicó una fuente policial.   El embajador estadounidense Derek Mitchell se dijo «muy preocupado por la violencia» y presentó en un comunicado sus «condolencias a las familias de aquellos que perdieron la vida».

Estos incidentes se producen en un país donde las relaciones se han vuelto extremadamente tensas entre budistas y musulmanes en los últimos meses.

Dos oleadas de violencia entre miembros de la etnia budista rajini y musulmanes apátridas de la minoría de los rohingyas causaron al menos 180 muertos y más de 115.mil  desplazados en 2012, en el Estado de Rajini oeste. 

La violencia, que desencadenó un intenso éxodo de balseros rohingyas en Asia del sureste, reveló un racismo profundamente anclado en la sociedad birmana, que en su gran mayoría considera el budismo como parte integrante de la cultura nacional. 

 

 

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