Por los “caminos del vino”

Por los “caminos del vino”

EFE.  Reportajes. Cerca de un millón de personas visitó el año pasado las bodegas de Argentina. ¿Quiénes son y qué buscan los nuevos “enoturistas” en el paraíso de los malbec?

Pedro tomó la copa de cristal, la hizo dar giros suavemente y vio la textura de las gotas de vino en su interior. Luego la vio a trasluz. Un tinte bordó oscuro, matizado con rojos profundos es señal de una cosecha prometedora. Luego el aroma: frutos rojos y roble. Finalmente, con los ojos cerrados, el sorbo anhelado… 

Pedro luce como un verdadero sommelier, pero ésta, en realidad, es su primera cata de vinos. Llegó hace un par de horas a una de las tantas bodegas de la provincia argentina de Mendoza, en el oeste del país, que abren sus puertas a los visitantes. Entró sin saber nada de vinos y se va con un par de botellas de cosecha seleccionada de la bodega bajo el brazo. Y promete regresar…

Cerca de un millón de personas visitaron el año pasado bodegas de Argentina, quinto productor y décimo exportador mundial de vinos. Existen 152 establecimientos vitivinícolas que contemplan al turismo como una unidad de negocios, sobre un total de 600 bodegas que operan en el país.

“El turismo vitivinícola empezó a despegar con fuerza hace unos cinco años. Hace una década era impensable que una bodega se planteara la posibilidad de recibir visitantes. Pero tras la crisis económica de 2001, y la llegada masiva de turistas al país, las bodegas comenzaron a capacitar personal y montar infraestructura para recibir turistas. Y la verdad es que es un fenómeno que no para de crecer. Para este año esperamos un incremento del 40%  en el número de visitantes a las bodegas”, dijo a Efe María Belén Gaua, coordinadora de la Comisión Nacional de Turismo Vitivinícola de Bodegas de Argentina.

Según un reciente informe de esta institución que agrupa a las bodegas del país suramericano, el turismo por los “caminos del vino” en Argentina creció un 118% en 2007, una cifra considerablemente mayor que el alza interanual del 21% en el total de turistas que visitaron Argentina el año pasado.

Un 39% de quienes llegan hasta las bodegas es extranjero, principalmente de Brasil, Estados Unidos, Canadá, Chile y el Reino Unido, países donde por cierto el vino argentino se está ganando buena fama. El informe revela que el perfil del enoturista promedio es mujer, joven y con avidez por conocer de cerca el fascinante mundo de los caldos de Baco. De hecho el 54% de los visitantes es de sexo femenino y un 85% son menores de 55 años -la mitad de los visitantes tiene menos de 35 años-. Además, sólo el 27% de los que se acercan a las bodegas está ya enrolado en el sofisticado club de los “wine lovers”.

Bodegas españolas

También las jóvenes bodegas españolas se abren paso en el mercado argentino. Junto a marcas de sobra conocidas, como Freixenet o Codorniú,  los  hermanos Ortega se esfuerzan por consolidar las bodegas O. Fournier, con actividades en España, Chile y Argentina.

Bodegas O. Fournier comenzó su aventura argentina en el año 2000 en Mendoza, se extendió después a la española Ribera del Duero, una de las zonas con mayor tradición vitivinícola  y creció hasta el Valle del Maule de Chile, al pie de la Cordillera de los Andes.

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