Por más y mejor vida en el mundo. Un gran reto poco usual confronta la humanidad atacada simultáneamente en varios flancos sin que podamos evadir, ni ignorar tan siquiera un segundo, ninguna de estas peligrosas embestidas. Ya nadie puede negar la gravedad de la crisis ecológica con su evidente expresión, el calentamiento global.
El descuido y maltrato de las fuentes acuíferas provoca reducción en la disponibilidad de agua potable para la población con su efecto dañino a la higiene individual y colectiva. El uso abusivo e irracional de materiales plásticos en las ciudades está causando el acumulo de toneladas de basura no sujeta a reciclaje.
La emisión de monóxido de carbono por la creciente flota vehicular y uso de plantas eléctricas de emergencia crean un riesgo de muerte colectiva por asfixia y más comúnmente ataques cardíacos en gente cada día más joven.
La alimentación a través de las comúnmente denominadas “comidas rápidas” está contribuyendo a una mala nutrición con exceso de sal, grasas saturadas y carbohidratos, todo lo cual se manifiesta en un aumento de sobrepeso en niños y adultos, así como en una mayor incidencia de casos de hipertensión arterial, diabetes mellitus y obesidad general.
El sedentarismo urbano con pocos ejercicios físicos y el esnobismo del vapeo están causando enfermedad cardiopulmonar en la juventud moderna.
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Huyendo de la endémica miseria rural, nuestra población campesina ha creado los cinturones de pobreza de las grandes ciudades, poniendo a prueba la capacidad estatal para proveer oportunidades de empleos dignos, servicios de salud, educación, vivienda y transporte.
El sistema sanitario global está siendo asediado por la pandemia de covid-19 con sus temerosas mutantes virales ponen a prueba la efectividad de las actuales vacunas. Los cientos de millones de personas afectadas con la consiguiente carga de morbilidad y mortalidad, agravadas por la desinformación epidemiológica y terapéutica propagada, mayormente a través de las redes sociales, han hecho difícil el manejo efectivo de la enfermedad.
En épocas distintas se ha vendido la idea de que el problema nodal de las naciones es un asunto de género, por lo que han crecido en el pasado las esperanzas en Israel, Gran Bretaña, la India, Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y ahora recientemente Honduras.
Cual que sea el género elegido, para que sea efectivo deberá aplicar un programa de gobierno incluyente al servicio de todo el conglomerado social sin distinción de sexo, credo, ideología, etnia, ni edad.
Hoy que amenazan nuevos clarines y tambores de guerra, mientras persisten las luchas fratricidas en el Oriente Medio, el África, Asia y pueblos de América, debemos unir nuestras voces en favor de la paz. El mayor esfuerzo inmediato debe dedicarse a ganarle la batalla al coronavirus, al tiempo que reactivamos la economía en el mundo.
Luchemos juntos por más y mejor vida en el mundo para todos.