¿Por qué ahora?

¿Por qué ahora?

Nunca es tarde para que el Gobierno –este o cualquier otro– se apriete el cinturón y disponga medidas que garanticen un uso mas racional de los recursos públicos, pero la pregunta parece obligatoria, pues hace tiempo que aprendimos que los políticos siempre esconden una carta bajo la manga. ¿Por qué ahora? Una circular del Ministerio Administrativo de la Presidencia, dirigida a los ministros, administradores, directores generales y superintendentes, acaba de imponer restricciones a los viajes al exterior de los funcionarios, que en lo adelante solo podrán hacerlo para atender “prioridades presidenciales”; prohibió el uso de vehículos y otros recursos en actividades proselitistas de cualquier naturaleza, y dispuso limitaciones a la compra de vehículos, entre otras medidas de carácter administrativo. La decisión del gobierno ha sido recibida con sorpresa, pero también con escepticismo, y la razón es sencilla: tantas veces han anunciado nuestros gobiernos medidas de austeridad que nunca cumplieron o que solo cumplieron los primeros días que los ciudadanos, aleccionados por esa mala experiencia, han dejado de creer en esa clase de anuncios. Y como si fuera inevitable, la decisión también nos ha hecho recordar las medidas de austeridad dispuestas por esta administración apenas días después de juramentarse, como lo fue ordenar la venta de los vehículos de alta cilindrada para sustituirlos por otros de menor consumo, pero a ningún ciudadano le consta que esas medidas se cumplieran o cuánto se ahorró el gobierno con su implementación, pues nadie se ocupó de informarlo y mucho menos de rendir cuentas. ¿Debemos creer que será diferente esta vez? Tanto usted como yo sabemos, querido lector, que la respuesta a esa pregunta no puede ser afirmativa, pues nadie está obligado a confiar en quien le miente una y otra vez. La misma desconfianza que nos lleva a preguntar, a propósito de las nuevas medidas de austeridad ¿Por qué ahora?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas