¿Por qué allá sí… y aquí no?

¿Por qué allá sí… y aquí no?

Cuantas veces he tenido que visitar otro país, por placer o con el propósito de cumplir tareas propias del trabajo, me sorprendo de la gran capacidad que tiene el dominicano para respetar las normas de esas naciones.

En Miami, Venezuela, Nueva York, Panamá, Puerto Rico o México, nuestros conciudadanos asumen un comportamiento decente y ordenado, correcto y respetuoso frente a los funcionarios de Inmigración o de las aduanas.

Respetan el orden de llegada, las filas, instrucciones que suelen recibir y hasta cualquier orden emanada de una autoridad aduanal.

Digo que me causa sorpresa, porque aquí en el terruño las cosas son diferentes. Es frecuente que el ciudadano común – y hasta el que no lo es – irrespete leyes, resoluciones, órdenes, regulaciones o el ornato del entorno en que vive.

Muchas veces me pregunto si es que han sido suprimidas legislaciones e instructivos; si la autoridad no existe.

Y de inmediato caigo en cuenta que estoy divagando o al menos que he incurrido en un grave e inexplicable error de apreciación.

He sostenido siempre el criterio de que, mientras el país no aplique las leyes con el debido rigor, aún respetando los derechos ciudadanos, no lograremos organizar la nación.

Soñarán aquellos que estimen que las violaciones acabarán de un día a otro.

Eso sí, como no tenemos organismos suficientemente preparados para interactuar con la gente, siempre habrá que lidiar con atropellos innecesarios.

Mientras avanzamos hacia esos niveles superiores de cultura ciudadana, confiamos en que la gente se comportará aquí… como allá.

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