David Pilling
AHuawei, uno de los mayores fabricantes de equipo de telecomunicaciones del mundo, le gusta presentarse a sí mismo como innovador, como un negocio privado propiedad de sus 20.000 empleados. Pero todo lo que la mayoría de los funcionarios norteamericanos ven cuando miran la compañía de crecimiento rápido establecida en Shenzhen es el rojo de la bandera china.
Una vez más, Huawei ha fallado en penetrar al mercado de Estados Unidos. El mes pasado, sus tentativas para comprar dos compañías de E.U. fueron frustradas cuando una oferta para 2wire, un grupo de software de Internet, y otro para una unidad de Motorola fueron rechazados. Aunque Huawei había ofrecido el precio más alto en ambos casos, los temores de que los reguladores de E.U. bloquearían las adquisiciones en base a la seguridad hicieron un cortocircuito en el proceso.
Las compañías fueron vendidas a Pace del Reino Unido y Nokia de Finlandia.
No es la primera vez que el desfile de Huawei en Norteamérica ha sido diluido. En el 2008, dejó caer su oferta para el fabricante 3Com de equipo informático a causa de las preocupaciones de Washington de que podría conseguir acceso a la tecnología militar anti-espionaje informático. La procedencia de Huawei apenas ayuda. Fundada por Ren Zhengfei, un ex oficial del Ejército de Liberación Chino, ha fallado en librarse de las sospechas que es un frente para el ejército chino, algo que niega vigorosamente.
Las negativas recientes han provocado la ira en Beijing. Una opinión en Global Times, un tabloide, acusó a los occidentales de estar predispuestos contra compañías chinas y ver la mano del estado en cada transacción. «A pesar de la intensificada globalización, la pared invisible de la era de la guerra fría todavía permanece entre el oeste y el este,» dijo.
Como el artículo sugirió, Huawei, aunque un ejemplo extremo, ilustra un punto mucho más amplio. Así como en los años ochenta, cuando las compañías japonesas fueron acusadas rutinariamente del llevar a cabo algún complot ruin y orquestado por el estado, las compañías chinas ahora son vistas extensamente seguidoras de una agenda de China Inc. En el 2005, una oferta de $18.5mm por CNOOC propiedad del estado para Unocal, un grupo de petróleo y gas de E.U., se dejó caer por aprensiones de Estados Unidos de que Beijing utilizaba el músculo del estado para asir activos globales. Asimismo, una tentativa de Chinalco el año pasado, grupo metalúrgico propiedad del estado Chino, para invertir $19.5mm en Rio Tinto provocó un contragolpe político en Australia. El trato se dejó caer.
No todas las adquisiciones chinas son descarriladas. A Lenovo le fue permitido por las autoridades de Estados Unidos comprar la unidad deficitaria de computadores personales de IBM. Pero todos estos tratos deben ser examinados por el Comité de Inversión Extranjera de Estados Unidos (Cfius por sus siglas en inglés). Este junio, una empresa conjunta entre un fabricante de fibra óptica estadounidense y una corporación china de inversión nunca ni siquiera llegaron a Cfius a causa de las objeciones de seguridad de la Casa Blanca.
Los funcionarios de Estados Unidos no esconden su malestar. En un discurso la semana pasada, Jon Hunstman, el embajador de Estados Unidos en Beijing, concedió que los norteamericanos tendieron a ser sospechosos de compañías poseídas por el estado. Clyde Prestowitz, un funcionario de comercio de E.U. durante la administración de Reagan, argumenta que E.U. no está lo suficiente atento para combatir las políticas mercantilistas de Beijing. «No es el mismo animal que juega el mismo juego,» dice, refiriéndose a lo que considera como la política industrial burocráticamente dirigida de China, repleto con estímulos de estado, prestamos del estado, consolidación dirigida por el estado e incursiones en el extranjero orquestados por el estado.
En la opinión de Prestowitz, quien escribió recientemente La Traición de la Posteridad norteamericana, un libro acerca de la pérdida del espíritu competitivo del país, Estados Unidos repite el error que Gran Bretaña hizo a fines del siglo XIX.
Entonces, dice, el R.U. puso demasiada fe en el trabajo del mercado libre, tirando su ventaja a naciones mercantilistas como E.U. y Alemania. Japón y otras naciones asiáticas del sudeste como Taiwán, huyeron con políticas industriales semejantes en el contexto de la guerra fría. Ahora China está en ello, pero en una escala mucho más grande, dice. «Yo no digo que los chino se equivocan las hacer lo que hacen. Solo digo E.U. no debe ser tan tonto como los ingleses».
Orville Schell, un experto de China en la Sociedad de Asia, tiene una visión diferente. Le preocupa de que Estados Unidos corra el riesgo de ser excesivamente cauteloso de las inversiones chinas. Como resultado, teme, podría perderse las cantidades enormes de capital que ahora fluyen fuera de China.
Señala un caso reciente en el que 50 legisladores de E.U. se opusieron a los planes de la empresa china Anshan Steel para invertir $175m en la industria siderúrgica norteamericana (apenas recuperándose). «El río de capital fluye hacia atrás,» dice de las reservas inmensas de divisas de China y su necesidad de invertir en activos verdaderos. «Comprendo las preocupaciones por la seguridad nacional, pero nosotros no debemos alejarnos de estos flujos de capital».
Esto es el dilema que ahora enfrenta E.U. Debe decidir si las compañías chinas hacen decisiones comerciales o si forman parte de algún gran plan ideado por el partido comunista. Si sospecha lo último, como tiene causa por lo menos ocasional, debe determinar si acepta tales posturas de inversiones como una estrategia o como una amenaza a la seguridad. Y cuando E.U. detecte tal amenaza, tendrá que estar preparado para sentarse serenamente en el banquillo viendo como el dinero chino se va a otro lugar.
La cifra
US$175 millones. Recientemente 50 legisladores de Estados Unidos. se opusieron a los planes de la empresa china Anshan Steel para invertir $175m en la industria siderúrgica norteamericana (apenas recuperándose).
Fed afronta decisión difícil en la distención del dinero fresco
Optaría por usar el dinero recibido y adquirir bonos frescos hipotecas
Aline van Duyn, Michael Mackenzie y Suzanne Kapner
Una forma de incrementar el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses ha sido, en el pasado, recortando las tasas de interés pagadas en las hipotecas.
Con $10,000mm de deuda sobresaliente de hipoteca, bajar estos costos de interés puede hacer una diferencia dramática a la cantidad de dinero que los consumidores norteamericanos tienen disponible para gastar. Como señalan los indicadores económicos en E.U. del gasto del consumidor y de la vivienda por los temores renovados de penumbra y de una recesión de «doble inmersión», los mercados esperan que la Reserva Federal intervenga otra vez aliviando el crédito – bajando las tasas en que las compañías y los consumidores piden prestado para estimular la economía. Con tipos de interés oficiales a corto plazo ya cercanos a cero, la única manera restante de hacer esto es ajustando los costos de interés a largo plazo, mediante otro programa de «flexibilización cuantitativa» – bombeando dinero en la economía a través de la compra de activos.
«El mercado se ha propuesto conseguir más información la semana próxima de cómo se verá el programa QE2,» dice Brian Yelvington, el director de investigaciones de rentas fijas en Knight Capital.
Si la Fed decide que la economía necesita un estímulo adicional, la pregunta es cómo se hace esto. ¿Debe comprar la Fed activos como bonos del estado de E.U. o bonos de hipoteca? O ¿debe el gobierno buscar una forma de hacer más fácil para las personas pedir prestado en primer lugar? Las opciones que la Fed ha destacado en minutos anteriores de sus reuniones incluye el uso del dinero recibido a la madurez de la deuda que posee para comprar bonos frescos de hipoteca – de los que compró más que $1,000mm en su primera ronda de QE. «Todavía no está claro que tan poderoso pueda ser QE, aunque creamos que tasas más bajas tendrían algún efecto positivo en la economía de E.U.,» dice Jan Hatzius, economista principal en Goldman Sachs.
Las frases
Jan Hatzius
Todavía no está claro que tan poderoso pueda ser QE, aunque creamos que tasas más bajas tendrían algún efecto positivo en la economía de Estados Unidos.
George Goncalves
Para los inversionistas de tasas de Estados Unidos, tanto nacionales como y extranjeras, si esta iniciativa llegara a aplicarse, sería negativo para el dólar y para el mercado del Tesoro de Estados Unidos.»
VERSIÓN AL ESPAÑOL DE MARIA DEL CARMEN MARTÍNEZ