Los jóvenes y las personas de mediana edad pueden parecer y sentirse sanos, y creer que están a salvo de sufrir accidentes cerebrovasculares graves. Pero un nuevo estudio de la Asociación Americana del Corazón muestra que la tasa de ACV ha aumentado de forma constante entre los estadounidenses menores de 49 años, durante los últimos 30 años.
En República Dominicana los accidentes cerebrovasculares constituyen la segunda causa de muerte en el país y es una de las principales causas de discapacidad. Se estima que cada día 59 dominicanos sufren un accidente cerebrovascular.¹
«El accidente cerebrovascular es una de las principales causas de muerte, discapacidad y hospitalización. Esto es realmente una llamada de atención a pacientes y profesionales sanitarios. Tenemos que tomarnos en serio el manejo de los factores de riesgo, empezando lo antes posible», dice Christopher David Anderson, MD, MSc, neurólogo de Mass General Brigham y jefe de ACVs y enfermedades cerebrovasculares del Brigham and Women’s Hospital. «Los pacientes deben sentirse facultados para preguntar a sus profesionales de la salud acerca de sus factores de riesgo y lo que pueden estar haciendo para gestionarlos de manera más eficaz, antes de que un problema se establezca”.
Causas de accidente cerebrovascular en adultos jóvenes
Algunas personas pueden estar predispuestas a sufrir un accidente cerebrovascular a una edad temprana debido a algunas enfermedades raras. Pero la mayoría de los factores de riesgo de ACV en adultos jóvenes son similares a los de los adultos mayores: hipertensión arterial, diabetes, colesterol alto y obesidad. Estas enfermedades son cada vez más frecuentes entre los jóvenes.
Además, el doctor Anderson hace hincapié en otros factores de riesgo «silenciosos» de ACV en adultos jóvenes:
- Estilo de vida sedentario, con demasiado tiempo trabajando en un escritorio y poco tiempo siendo activo.
- Consumo de sustancias, incluidos el tabaco, la nicotina, el alcohol y las drogas ilícitas.
- Estrés
«La buena noticia es que se trata de factores de riesgo modificables. Nadie está destinado a sufrir un ACV. El riesgo puede aumentar debido a factores como antecedentes familiaresy la genética. Pero tratar los demás factores de riesgo y tomar las riendas de su salud es una estrategia eficaz, y puede evitar que el riesgo de ACV se consolide», afirma el doctor Anderson.
Las personas de determinados grupos demográficos también corren un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, incluido el ACV, afirma el Dr. Anderson. «Las condiciones de salud que predisponen al ACV son más frecuentes en las poblaciones tradicionalmente desfavorecidas. Observamos tasas aún más elevadas en las poblaciones de ascendencia africana, hispana y de Asia oriental», afirma. «Además, el sur y el centro sur representan el ‘cinturón del ACV’ en Estados Unidos debido a una confluencia de factores socioeconómicos, raciales, demográficos y de estilo de vida».
El Dr. Anderson anima a las personas de esas categorías y a sus profesionales de la salud a que hablen de los factores de riesgo de forma proactiva. Esto puede ayudar a garantizar que reciban las intervenciones oportunas. Controlar los factores de riesgo no siempre significa tomar medicamentos, sobre todo en los adultos jóvenes.
La reducción del riesgo de ACV empieza con las decisiones cotidianas como comer alimentos más sanos, hacer más ejercicio aeróbico y dormir mejor.
Reconocer los signos de ACV en un joven
Si un ACV se detecta precozmente y se recibe una intervención médica rápida, hay más probabilidades de tener un buen pronóstico. Por eso, dice el Dr. Anderson, es importante que las personas de todas las edades reconozcan los signos del ACV y sepan cuándo pedir ayuda.
«Si se reconoce precozmente, podemos incluso detener un ACV, y hay múltiples tratamientos que podemos utilizar en las primeras 24 horas posteriores a un ACV para prevenir los efectos y complicaciones más graves», dice el Dr. Anderson.
Recomienda que los adultos jóvenes aprendan el método «B.E.F.A.S.T.» (por sus siglas en inglés) para identificar los accidentes cerebrovasculares:
- Equilibrio (Balance): ¿Está experimentando una pérdida repentina de equilibrio o mareos?
- Ojos (Eyes): ¿Tiene pérdida de visión?
- Cara (Face): ¿Su cara o su sonrisa parecen desiguales, o tiene un lado de la cara caído?
- Brazo (Arm): ¿Siente que su brazo o pierna están colgando? o ¿siente debilidad en un costado del cuerpo?
- Habla (Speech): ¿Tiene problemas para hablar, comunicarse o entender a los demás? ¿Habla arrastrando las palabras?
- Hora (Time) de llamar al 911.
Conocer los factores de riesgo de ACV en adultos jóvenes
Mucha gente cree que el ACV es algo de lo que solo tienen que preocuparse sus padres o abuelos. «Pero estos riesgos están presentes, incluso, cuando uno parece estar en los años más saludables de su vida. Así que tenemos que abordar estos factores de riesgo con firmeza», dice el doctor Anderson.
«Aunque no sepa lo que tiene que hacer, saber qué tiene que preguntar es importante. Los jóvenes se encuentran en una posición excepcionalmente buena porque suelen ser expertos en tecnología y tienen acceso a herramientas educativas útiles».
Recomienda algunos recursos para conocer su riesgo personal de ACV:
Expertos en salud cerebral de Mass General Brigham: El Centro McCance para la Salud Cerebral ayuda a las personas a maximizar la salud cerebral. Los médicos del centro identifican los factores de riesgo, mejoran la salud cerebral y ayudan a prevenir los accidentes cerebrovasculares, la demencia y la depresión al final de la vida.
Puntuación McCance de cuidado cerebral: La puntuación de cuidado cerebral es un cuestionario en el que se pregunta por la salud física, el estilo de vida y la salud social y emocional. Luego, proporciona una puntuación que cuantifica su salud cerebral y el riesgo de sufrir acontecimientos adversos como un ACV. Por último, recomienda formas de reducir el riesgo.
Los 8 factores esenciales de la vida: Este recurso de la Asociación Americana del Corazón destaca los 8 factores esenciales de la vida que más influyen en la salud cardiovascular. Comer mejor, dejar el tabaco, dormir bien, controlar el peso, controlar el colesterol, controlar el azúcar en sangre y controlar la tensión arterial.
Cambiar la mentalidad sobre el accidente cerebrovascular
«De hecho, las tasas de ACV en los estadounidenses de edad avanzada han descendido porque la Asociación Americana del Corazón ha trabajado con mucha diligencia para educar a la gente e intervenir», afirma el Dr. Anderson. «Es hora de que empecemos a aplicar esas mismas estrategias en personas más jóvenes que tradicionalmente no pensaríamos que corren riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y ACV”.
Espera que los datos que muestran un aumento de los accidentes cerebrovasculares en adultos jóvenes conduzcan a cambios sistémicos. Por ejemplo, los empresarios pueden poner en marcha programas para aumentar la actividad física, mejorar la nutrición y reducir el estrés de los empleados.
«Cuando estos cambios se aplican en etapas tempranas de la vida, dan sus frutos no solo en términos de prevención del ACV juvenil, sino que mejoran la salud en general. Pero requiere esfuerzo. No es algo que los empleados vayan a hacer por sí solos si están sometidos constantemente al tipo de estrés y las jornadas laborales largas que ahora son tradicionales en el estilo de vida laboral estadounidense», afirma el doctor Anderson.