Por qué debe ser unida la batalla para ajustar las economías

Por qué debe ser unida la batalla para ajustar las economías

Martin Wolf
Ajustar o no ajustar – este es el dilema. Ante el cual los responsables de formular las políticas han empezado a cambiar sus respuestas. ¿Tienen razón al hacer esto? Este es el tema al que hacemos referencia en el Financial Times durante esta semana, hacemos eco de los debates violentos de los años treinta.

Si los argumentos para ajustar son correctos, fracasar al hacerlo traería golpes fiscales y financieros a algunos de los países más importantes del mundo. Si los argumentos para ajustar son falsos, la decisión de llevarlo a cabo amenaza la recuperación y quizás provoque aún más golpes financieros.

¿Dónde están los responsables de formular las políticas? La declaración luego de la cumbre de Toronto del G20, indicaba: «Existe un riesgo de que el ajuste fiscal sincronizado a través de varias economías grandes pueda impactar adversamente la recuperación.

También existe un riesgo que el fracaso para aplicar la consolidación donde sea necesario socavaría la confianza y estorbaría el crecimiento. Reflejando este equilibrio, las economías avanzadas se han comprometido a planes fiscales para reducir a la mitad los déficit para el 2013 y estabilizar o reducir la deuda del gobierno a los ratios del producto interno bruto del 2016.»

Este lenguaje es notablemente más cauteloso que el de la cumbre de Pittsburgh en septiembre del 2009. Que indicaba bravamente: «Hoy prometemos sostener nuestra fuerte política de respuesta hasta que una recuperación duradera sea asegurada. Actuaremos para asegurar que cuando regrese el crecimiento, también lo hagan los puestos de trabajo.

Evitaremos cualquier retirada prematura de estímulo. Al mismo tiempo, nosotros prepararemos nuestras estrategias de salida y, cuando se el momento correcto, retiraremos nuestra extraordinaria política de apoyo de forma cooperativa y  coordinada, manteniendo nuestro compromiso hacia la responsabilidad fiscal».

Entonces, ¿Qué ha cambiado? La primera respuesta es que la economía mundial se recupera más fuertemente de lo esperado. En abril del 2009, durante la cumbre de Londres del G20, el pronóstico consensuado para el crecimiento económico global de este año fue del 1,9%. Para el pasado mes de septiembre había alcanzado el 2,6%. Para junio del 2010, era del 3,5%. En Estados Unidos, el pronóstico consensuado para el 2010 fue del 1,8% en abril del 2009, el 2,4%  en septiembre de ese año y 3,3% en junio del 2010. Aún para la eurozona, el pronóstico consensuado se ha movido un poco, del 0,3% del 2009, al 1% durante el mes de septiembre pasado y 1.1% en junio del 2010.

La segunda respuesta está con la crisis fiscal en Grecia y otros miembros periféricos de la eurozona, reforzado por la elección del gobierno de coalición en el Reino Unidos. El vuelo del riesgo fue dramático: en mayo, el rendimiento a 10 años de los bonos griegos llegó a un tope de más del 12%. Esto llevó a un paquete de rescate por el Fondo Monetario Internacional y otros gobiernos de la eurozona, y a la creación de un nueva facilidad conjunta del FMI y el mecanismo de estabilización de la eurozona por $750mm.

El alcance del ajuste no debe ser exagerado. En el Economic Outlook de mayo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) pronosticó un descenso en déficit fiscales cíclicamente ajustados para el grupo como un todo del 6,4% en el 2010 al 5,8% en el 2011. Las figuras correspondientes fueron el 9% y el 7,9% para E.U., y  4,1% y el 3,6% para la eurozona. Pero seguir ajustando ahora es planeado, especialmente en el R.U. Además, muchos piensan que el ajuste fiscal planeado no llega lo bastante lejos.

Entonces, ¿cuáles son los argumentos?

En el extremo anti déficit están quienes argumentan que los déficits fiscales no tienen impacto en la actividad ya que ellos llevan a compensar el comportamiento por personas privadas. Además, si los gobiernos tienen déficit, las personas privadas ahorran, ya que ellos comprenden que sus impuestos subirán. Otra, posición muy diferente y extrema viene de quienes creen que una brusca y profunda disminución purgaría los excesos pasados, y así llevaría a economías y sociedades más sanas. Mientras que las personas que piensan en estas formas radicales influyen la política más ancha, ellos han limitado la influencia directa sobre los responsables de formular la política. Entonces  ¿sobre qué es el debate más reciente?

Los «cortadores» discuten que el inmenso déficit fiscal – nunca visto en tiempo de paz en los grandes países desarrollados, en particular E.U. – amenaza la credibilidad fiscal a largo plazo y deprime la confianza y el gasto privados. Mientras que amontonar estímulo fiscal encima de los estabilizadores incorporados tuvo sentido durante el pánico del 2008 y a inicios del 2009, el tiempo ha llegado para la consolidación rápida. De otro modo, un tope en los costos de los préstamos a la vuelta de la esquina, con resultados graves. La permanente pérdida de resultados y rentabilidad dejada atrás por la crisis, junto con poblaciones envejecientes, hacen que la acción sea ineludible y urgente.

Por último, si las economías se debilitasen después un ajuste fiscal, la soltura monetaria sería sumamente efectiva. Ya que trabajaría favoreciendo la inversión y tasas de cambio debilitadas, lo que también favorecería las exportaciones. Muchos cortadores también argumentan que la mejor respuesta sería de reducir el gasto. Ellos dicen que esta es la lección, de la pasada racionalización de gastos fiscales.

Los «aplazadores» concuerdan que debe haber ralentización decisiva del crecimiento del gasto a largo plazo. Pero acentúan la fragilidad de la recuperación y, en particular, los  inmensos superávits financieros del sector privado. Ellos insisten que esta frugalidad privada es la que ha causado los déficits fiscales, y no al revés. La secuencia de acontecimientos hace esto evidente.

Además, agregue aplazadores, nosotros hemos visto un vuelo fuerte a la seguridad: para los que entran en pánico, no hay alternativa a bonos de gobiernos sumamente valorados, especialmente E.U., el emisor de moneda del paraíso de seguridad mundial. Desde la crisis de la eurozona, ese rol se ha reafirmado. Además, los tipos de interés a largo plazo de los países líderes disminuyen, no suben: en E.U., las tasas a 10 años de los bonos a largo plazo del Tesoro son del 3%. ¿Entonces, dónde está la amenaza a la confianza?

Además, los aplazadores agregarían, con los tipos de interés cercanos a cero, la política monetaria es ineficaz, menos que apoye el aflojamiento fiscal.

Afortunadamente, los países con sus propios bancos centrales pueden financiar el déficit fiscal directamente.

Esto es falso para miembros de la eurozona, los cuales, de hecho, están operando con una moneda extranjera.

Siempre que la capacidad de exceso permanezca tan grande y los préstamos bancarios tan débiles, tal dependencia de la “prensa para imprimir” del banco central no crea peligro inflacionario.

La cifra

1.9%

Fue el pronóstico  para el crecimiento económico global de este año, en  la cumbre del G20 del 2009. Para el pasado mes de septiembre había alcanzado el 2,6%. Para junio del 2010, era del 3,5%.

FMI busca subir  sus recursos a $1,000 MM para prever crisis

Christian Oliver  y Alan Beattie

 Seoul y Londres

El Fondo Monetario Internacional (FMI) busca compromisos para aumentar sus recursos para financiar préstamos de $750 MM a $1,000 MM, y así construir redes de protección que podrían prevenir futuras crisis financieras.

En vez de responder únicamente a crisis con paquetes condicionales de préstamo, el FMI desea proveer financiamiento mediante acuerdos hechos previamente y especialmente elaborados a la medida de cada país. 

“Aún sin estar en tiempo de crisis, un fondo grande, dispuesto a intervenir masivamente, es algo que puede ayudar a prevenir crisis,» dijo Dominique Strauss-Kahn, director administrativo del FMI a Financial Times.

«Simplemente porque el rol del financiamiento disminuya, no significa que no debamos tener una inmensa capacidad de fuego… un fondo de $1,000mm es un pronóstico correcto».

Corea del Sur, como el presidente este año del G 20, ayuda a elaborar este plan. Seúl espera convencer los países del G20 a apoyar el aumento en la financiación del FMI.

La reunión del G20 en Londres en el 2009 triplicó los recursos del FMI de $250mm.

Un funcionario de E.U. dijo que Washington simpatizó con la propuesta de mejorar las redes protectoras pero que necesitaba más detalles sobre el plan Corea-FMI.

Los economistas surcoreanos forjaron el plan basados en la experiencia de su moneda y en el desplome del mercado de valores en el 2008.

A pesar de fundamentos económicos sólidos, Seúl necesitó ser rescatado de una peligrosa insuficiencia de liquidez por swaps de E.U., Japón y China.

Para evitar una repetición, los mercados necesitaron saber que no existían facilidades organizadas de antemano en el FMI para apoyar un país, dijo Hyun-song, consejero internacional de economía del presidente de Corea del Sur.

«Esto está elaborado para mitigar el tipo de liquidez en espiral que vimos después del episodio de Lehman del 2008,» agregó Shin.

Dijo que un «mecanismo global de estabilización» bajo debate podría implicar dibujar una curva de riesgo para las naciones, que disfruten del menor riesgo con un estatus semejante al de los poseedores de tarjetas de crédito oro o platino.

Estos tendrían derecho a financiamientos como las líneas flexibles de crédito del FMI, ya utilizadas por México, Polonia y Colombia. Estas líneas pudieran ser desplegadas antes de que una crisis golpeara y prácticamente no impondría condiciones.

Los países más abajo en la curva encararían condiciones más duras.

Los préstamos para ellos serían llamados «líneas de crédito preventivas».

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE MARIA DEL CARMEN MARTÍNEZ

Publicaciones Relacionadas

Más leídas