Las mudanzas de afiliados entre los partidos políticos dominicanos se dieron hace ya algunas décadas, principalmente por asuntos ideológicos o por contradicciones internas en términos metodológicos en torno a cómo aplicar sus visiones para implementar las políticas y estrategias relacionadas con su crecimiento y su influencia en la sociedad. 

Pero, con el avance del tiempo y según se afianzaba la democracia en este país, fueron desapareciendo en la práctica, las ideologías y también las contradicciones de tipos metodológicos en los principales partidos políticos.

Si bien, algunos partidos políticos conservaron en sus actas constitutivas la autodefinición de progresistas la categorización ideológica de comunista o socialista desapareció. 

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A partir de ahí las mudanzas, traslados, movimientos o las migraciones que se ha operado en los distintos partidos políticos dominicanos ya no obedecen a asuntos ideológicos, ni a contradicciones internas en la operativización de sus estrategias de crecimiento e influencia que tenían como norte lograr el bien común o el bienestar de la sociedad. 

Sino que ahora esos traslados o migraciones entre partidos obedecen a la necesidad de satisfacer meramente intereses del tipo personal o individual.

Ya no es la voluntad personal que se subordina a la voluntad de la sociedad, de lo cual el partido servía como herramienta, si no que el individuo ahora lo ve todo, en función de sus anhelos y apetencias particulares y da riendas sueltas a la consecución de estos anhelos y de estas apetencias personales. 

Es entonces que, el individualismo se convierte en potenciador o más bien en catalizador de las ansiedades del ser humano, amparado en la nueva construcción social que surgió con el neoliberalismo.

De esta manera, los partidos políticos se convirtieron en espacios para canalizar esos anhelos y esas necesidades del individuo. 

Hasta ese momento los partidos políticos habían sido constructos sociales ideados para operativizar el pensamiento político o la visión de cómo organizar en sus diferentes ámbitos la sociedad, ya fuera en lo social, lo económico o lo político, entre otros.  

Pero hoy vemos en República Dominicana a los partidos políticos ya no como las instituciones históricas donde se construían las visiones y las metodologías que tenían como fin organizar al Estado para ayudar a la transformación de la sociedad.

Sino como construcciones que se ponen al servicio de los anhelos y apetencias particulares de los individuos dejando atrás aquella visión de poner al Gobierno del Estado al favor del bienestar de la sociedad o lo que es igual al servicio y protección de la gente.  

Estas son las razones por las cuales hoy las migraciones entre partidos políticos no pueden ser consideradas como el resultado de las contradicciones respecto de la visión ideológica o de la metodología empleadas por la fuerza política que está siendo abandonada. No es un cuestionamiento a la organización.  

Sino que esa migración, es un resultado de las posibilidades que representa la organización política a la que se migra para contribuir a satisfacer los anhelos y las apetencias personales del individuo que hace la migración. 

Por eso, tan temprano como el 7 de julio del año 2020, un día después de las elecciones presidenciales, nosotros dijimos que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) iba a ser drenado por la Fuerza del Pueblo (FP) y Por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), en el entendido que al hundirse el barco todos buscarían salvarse como fuere. 

También dijimos que el futuro del PLD estaba en como poder encarar sus demonios internos y llevar a cabo una reestructuración aceptable a los ojos de sus miembros. Lo cual, todos sabemos, resultó en un fracaso. 

Entonces cuando hoy un miembro del PLD, ya sea un dirigente ordinario o un alto miembro de su cúpula (Comité Polite o Comité Central) migran al PRM o a la FP es porque han hecho la conexión o porque los han identificado como las organizaciones más adecuadas para servir de canales a sus anhelos y apetencias personales. Que es lo que aquí antes se le ha llamado tránsfuga u oportunistas políticos.  

No hay diferencias actualmente entre el peledeista que migra a la FP y el que migra al PRM, porque no es una migración por asuntos ideológicos ni es una migración por asuntos doctrinarios.

Es una migración en la búsqueda de satisfacer apetencias personales que entienden que ya en el PLD es imposible conseguirlas.

Porque han muerto los principios políticos: ha muerto la lealtad y la ética. Sobre todo, el principio que daba cuerpo a las organizaciones políticas que era llegar a controlar o dirigir el Estado para intentar transformar a la sociedad en su conjunto.