Hoy 
El Presidente Danilo Medina ha ganado prestigio por terminar las obras que comienza. Recordamos que en mayo de 2013 visitó de manera sorpresiva el hospital Darío Contreras y que impresionado por el estado calamitoso de ese centro, ordenó su remodelación. Sin embargo, en vez de ganar funcionalidad con el remozamiento, el establecimiento quedó con serias limitaciones, resultantes de que la empresa ejecutora de la obra no consultó a las autoridades sanitarias para el diseño. Desde entonces los médicos han enfrentado serios inconvenientes.
La Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) se comprometió a hacer los arreglos pertinentes para devolverle la funcionalidad al hospital, pero no lo ha hecho y continúan las dificultades operativas por falta de áreas especializadas y de servicio, así como equipos. Suponemos que estos trabajos adicionales incrementarán sustancialmente el costo de la obra.
La OISOE debería evitar que la no corrección oportuna de las irregularidades en el Darío Contreras continúe entorpeciendo el trabajo médico y que además pueda afectar la reputación de buen cumplidor ganada por el Presidente. Por cierto que no se puede pasar por alto que la obra no responde a los requerimientos porque alguien aprobó los diseños elaborados sin consultar a las autoridades sanitarias.
Una oportunidad de oro
Al margen de cuál pueda ser el desenlace político, el trascendental pacto entre PLD y PRD brinda a estas organizaciones la oportunidad de demostrarle al país que son capaces de unir sus fuerzas, no solo para repartirse los panes y los peces del poder, sino fundamentalmente para impulsar un programa mínimo de acciones en beneficio de toda la sociedad.
Digamos, por ejemplo, que ambos partidos unifiquen sus cuadros en el Congreso para impulsar la aprobación de la Ley de Partidos, la Ley Electoral, la de Ordenamiento Territorial y Uso de Suelos, así como un número importantes de leyes pendientes de adecuación con la Constitución. Como se ve estos partidos están ante una oportunidad de oro para hacer algo más que buscar saciar sus particulares apetitos de cuotas de poder.
