¿Por qué Haití es tan pobre?

¿Por qué Haití es tan pobre?

HAROLDO DILLA ALFONSO
El tema del retraso económico haitiano y de sus altos niveles de pobreza ha atraído muchas atenciones y explicaciones. Ellas se han basado en tres tipos de argumentos: El primero intenta explicar todo a partir de razones internas, que en algunos casos aparecen como estigmas del ser haitiano y de su origen africano. Es frecuente en el pensamiento más conservador con fuertes ingredientes racistas.  

 El segundo, inflado de un anti-imperialismo ingenuo, alude a la destrucción que experimentó la colonia de Saint Domingue durante la revolución anti-esclavista, y el posterior bloqueo impuesto por las potencias colonialistas, incluyendo aquí el pago de una abusiva indemnización a Francia. Es predominante en el nacionalismo haitiano y en la izquierda dominicana.

  El tercero, tecnocrático, es usual en los organismos financieros y consultoras internacionales y tiende a explicar el atraso haitiano por sus condiciones políticas de inestabilidad, es decir, de mal gobierno.

Cada una de estas explicaciones arroja ángulos de análisis interesantes como pueden ser los efectos de la revolución anti-esclavista, del bloqueo y de la indemnización; la debilidad de su clase política y por consiguiente de su estado; la prevalencia de regímenes dictatoriales y la inestabilidad política de los últimos años, etc. Pero no es raro encontrar en ellas confusiones de causas con consecuencias, errores históricos e ideologismos estériles. Y finalmente respuestas muy parciales a la pregunta que encabeza este artículo. 

Vale la pena recordar un poco de historia.

Durante todo el siglo XIX y parte del XX Haití estuvo más conectada al mercado mundial que República Dominicana (de hecho fue la puerta al mercado mundial que este último país utilizaba) y era más dinámica económicamente. Aún hoy el deteriorado centro de Puerto Príncipe insinúa una arquitectura elegante y hasta los años 50 esta ciudad fue, junto a La Habana, la principal plaza turística del Caribe. Nat King Cole musicalizó este protagonismo con una de sus más pegajosas canciones que habla de un Puerto Príncipe atractivo que mira al mar y fomenta amores eternos. Una época en que aún Santo Domingo era una modesta ciudad provinciana desairada por la prosaica arquitectura trujillista. Si es así, ¿por qué decayó Haití?.

Si hay que buscar una causa principal del retraso y la pobreza haitiana, yo diría que fue la manera como el país fue insertado en la economía mundial capitalista a principios del siglo XX. Mientras Cuba y República Dominicana pudieron ubicarse como productoras de alimentos baratos, principalmente azúcar, lo que indujo un fuerte proceso de modernización capitalista, Haití quedó como su proveedora de mano de obra barata.

La diferencia provino principalmente de la dificultad que tuvieron los norteamericanos para incentivar la plantación agro-exportadora en Haití debido a la gran densidad de población y a la fragmentación de la propiedad de la tierra. República Dominicana estaba virtualmente despoblada mientras que el oriente cubano aún tenía tierras suficientes. Fue necesario expropiar campesinos, reprimir protestas y asesinar personas, pero los monopolios norteamericanos pudieron hacerlo con la complicidad de los gobiernos «nacionales», en ocasiones en el marco de ocupaciones militares. En Haití el costo hubiera sido extremadamente alto.

Así, mientras República Dominicana y Cuba ganaban capitales, infraestructura y recursos humanos, Haití perdía su mejor fuerza de trabajo a cambio de sobrevivencia. Y en consecuencia, mientras las dos primeras experimentaban procesos de modernización  ciertamente muy contradictorios socialmente,  la última nación solo acumuló deterioro.

En este sentido la experiencia haitiana guarda muchas similitudes con África, un continente que fue drenado demográficamente en función de la producción de alimentos baratos para el desarrollo capitalista en Europa y Estados Unidos. Y como África, Haití fue condenado a la autofagia.

Una experiencia que habla de cuál puede ser el futuro de otros países de la región si continúan jugando al corto plazo exportando personas y recibiendo remesas de los centros económicos.

Es decir, jugando a la sobrevivencia y no al desarrollo.

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