¿Por qué insistir?

¿Por qué insistir?

He decidido seguir haciendo mi contribución al proceso de regeneración institucional que tanto necesitamos. Lo hago desde el PRD porque el desvarío que afecta mi organización refleja los niveles de descomposición del sistema político y la urgencia de su impostergable reorientación.

Razones sobran al ejército de incrédulos que, convencidos de los amarres partidarios, saben que estoy combatiendo a un régimen de complicidades con bastante influencia en hacedores de opinión pública, jueces y dirigentes que se resisten al adecentamiento de nuestras instituciones. ¡No importa!

En las manos de los jueces del Tribunal Constitucional descansa un recurso contra la decisión emitida por el Tribunal Superior Electoral en noviembre 26 del 2014. Sometí el pasado 15 de diciembre una impugnación al proceso de oficialización de la candidatura presidencial del PRD y el día 15 de enero tenemos la primera audiencia al respecto. Una querella penal contra los jueces del TSE por los crímenes de prevaricación, desfalco y concusión será conocida por la Suprema Corte de Justicia. Además, dos jueces electorales tendrán que enfrentar un proceso penal porque recibían sus salarios y las jugosas pensiones en una evidente violación a la ley. Y esas acciones serán juzgadas, en la jurisdicción legal como en el tribunal de la ciudadanía.

Los que sospechan que volver al TSE es una pérdida de tiempo desconocen que frente a una querella de carácter penal, los jueces titulares serán sustituidos por sus respectivos suplentes. Aunque el nuevo escenario no descarta las influencias y mensajería de políticos para seguir dando categoría de candidato al dirigente con menor posibilidad electoral, apuesto a que la insistencia y el ojo ciudadano se mantengan vigilantes ante tanto descaro.

Desde la elección de Salvador Jorge Blanco como candidato presidencial, los procesos internos en el PRD se validan mediante el voto universal. José Ovalle impulsó un mecanismo capaz de ampliar la participación entregándole a las bases de la organización el derecho de seleccionar sus candidatos.

Después de treinta años, en una acción desdeñosa de las prácticas democráticas se pretende imponer un candidato, sin la celebración de una convención extraordinaria y apelando a procedimientos que evocan la época en que Trujillo competía como candidato indiscutido en el partido dominicano.

No puede existir democracia sin demócratas. Y una de las dificultades esenciales que exhibe el PRD es que la noción empresarial desarrolla hábitos donde el resto es tratado como empleados y la lógica de subordinación prevalece. Eso es posible en las empresas.

Un partido de 75 años de historia no puede sepultar el sentido de competencia interna, porque un producto autoritario no está en capacidad de dirigir un estado plural, abierto, esencialmente diverso y respetuoso del disenso. Imagínense gobernar al país, persiguiendo a los contrarios, conculcándole espacios a los discrepantes, diseñando políticas públicas favorables para un clan y frente al riesgo de tomar partida en la esfera de los negocios desde una posición dominante.

Insisto! Y estoy consciente de las piedras en el camino porque el régimen de complicidades estructurado en el país está dejando pocos espacios a la institucionalidad. Afortunadamente, nada es eterno en la vida y los responsables de todo este tinglado no tendrán tranquilidad para poder mirar a los ojos de sus hijos y familiares.

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