La visión de corto plazo con la que muchos de nuestros presupuestos nacionales han sido invertidos, han destinado los recursos públicos a la construcción de cosas y no de personas y es por ello que hoy nos encontramos en la “Era del Vacío”, tal y como escribiera Harold Segura, teólogo latinoamericano contemporáneo.

Sí, es que los jóvenes que hoy delinquen son los nacidos a partir de la década de los 90, quienes debieron ser recibidos por el relevo político de una nueva generación, sin embargo en los hechos no ha sido así. Ha primado la cultura faraónica de invertir en los objetos y no en los sujetos.

A pesar de que algo más del 80% del presupuesto también será gastado o invertido en distintas áreas, el monto correspondiente al 4% del PIB es desde ya la inversión más importante para el año 2013. Eso así porque marca el inicio de una nueva etapa en nuestra vida institucional.

La administración del presidente Medina entiende que no existe otra vía para alcanzar el verdadero progreso de nuestro pueblo que no sea a través de la educación.

De hecho, si observamos las naciones que hoy exhiben un importante desarrollo económico, nos daremos cuenta que son aquellas que en algún momento decidieron abrir los ojos e invertir más en educar a su gente.

Una población educada es libre de las cadenas de estos tiempos, pero a la vez es independiente para escoger la mejor propuesta electoral al momento de ejercer su voto, por lo que un elector educado es un peligro para quienes hacen política sin valores ni principios.

Una nación educada tiene ciudadanos más saludables, funcionarios y empresarios menos corruptos, jóvenes más creativos y emprendedores.

Las estadísticas nos indican que los países con mejores índices de desarrollo humano también son aquellos que han alcanzado mayores niveles de educación.