Es una mentira piadosa” o “es una mentirita blanca que no le hará daño a nadie”, suelen ser algunas de las frases que utiliza mucha la gente para justificar la mentira, la cual entienden que por ser “piadosa” o “blanca” no afectará a nadie.
Heidy Camilo Hilario, psicóloga del Centro Vida y Familia Ana Simó, sostiene que el ser humano elige mentir para justificarse o no admitir errores por culpa, vergüenza, o por ganancias secundarias.
Explica que la mentira es normalizada por muchos llegando inclusive a categorizarlas: llamando “mentiras blancas” a sus “verdades” o negando hechos por entender que esto no le haría daño a las demás personas.
Camilo asegura que otra categoría es ocultar la verdad, que quien miente se justifica diciendo que no mintió, solo que omitió detalles que no le preguntaron, llegando esto a ser una justificación ante la falsedad descubierta.
“Es común escuchar personas decir ‘estoy llegando, o llego en 5 minutos’, cuando en verdad está saliendo de su casa o es falso que llegarán a la hora acordada; pero ellos no lo consideran como una mentira por entender que esto no hará daño o no es grave”, señala Camilo.
La especialista de la conducta advierte que este tipo de comportamiento afecta el sistema de socialización de la persona mentirosa, pues al ser descubierto queda en evidencia, experimentado entonces vergüenza y culpa, teniendo la necesidad de disculparse, lo que provoca que pierdan también vínculos importantes “pues cuando traicionan a los demás, estos se alejan porque la persona mentirosa no es un ser confiable”.
Cualquier tipo de mentira es nociva, porque puede ocasionar duda, desconfianza y pérdida de la credibilidad depositada en esa persona, de ahí la peligrosidad de ir mintiendo por la vida, o tener esta acción como hábito, advierte Camilo.
La mentira como patología. Para Camilo la mentira se considera una patología cuando la persona se convierte en un mitómano, es decir, la mitomanía, la cual también es denominada pseudología fantástica, la misma hace referencia a un trastorno psicológico, por el cual la persona afectada, denominada mitómano o mentiroso patológico, tiene una conducta repetitiva del acto de mentir.
La especialista explica que este tipo de conducta le proporciona una serie de beneficios inmediatos, como admiración o atención al mentiroso patológico o mitómano. La situación que puede originar un comportamiento mitómano suele estar relacionada con el estrés, cuando la persona se encuentra en un momento comprometido y piensa en recurrir a la mentira como una salida fácil a dicha tensión; precisamente esa liberación que va a sentir cuando salva la situación con la mentira va a ser el motivo para que se vuelva a repetir en otras ocasiones, indica la psicóloga.
¿Cómo identificar a una persona mentirosa? Para identificar al mentiroso común solo es necesario revisar su historial, evaluando lo coherente entre lo que dice y los hechos, en el caso del mitómano sucede de igual forma, puesto que al final la verdad siempre sale a luz, sostiene Camilo.
De ese mismo modo, Camilo explica que existen otros elementos que ayudan a desenmascarar al mentiroso, por ejemplo, para ellos es difícil responder a las preguntas directamente, por lo que responderán a las cuestionantes de una manera evasiva, además buscarán a toda costa evitar el contacto visual.
Advierte que si una vez detectado este comportamiento por los familiares y amigos, las mentiras no son cortadas a tiempo, pueden reforzar al mitómano a seguir con esa actuación, al no encontrar freno a su conducta adictiva. La forma de proceder sería enfrentar al mitómano a la verdad, y exponerle las consecuencias de ello, concluye Camilo