Julio Santos Cayado 
En nuestra cena de Nochebuena surgió la pregunta del porqué la Luna siempre muestra la misma cara, es decir que nunca vemos su hemisferio posterior, se mantiene en sombra a través del tiempo. Las opiniones fueron diversas hasta que mi nieta, fiel a su generación, tomó su celular, leyó y en unos segundos concluyó que ya sabía la causa. Todos oímos su explicación, se acabó la confusión y pasamos a otro tópico.
Tanto la Tierra como la Luna se trasladan y rotan, la primera se traslada alrededor del Sol, la segunda alrededor de la Tierra. Simultáneamente giran sobre sus ejes, todos los movimientos tienen sus propios períodos. Sin embargo, el secreto estriba en que a la Luna le toma 27.3 días en dar una vuelta completa sobre su eje, por tanto, el día lunar es de 27.3 días terrestres; resulta que dar una vuelta alrededor de la Tierra, mes sideral, le toma el mismo tiempo. En otras palabras cuando la Luna se desplaza una cierta distancia alrededor del Sol, también gira lo suficiente para presentarle la misma cara al astro rey, esto se denomina sincronía de rotación.
La Luna, sin embargo, no tiene luz propia, si la tuviera siempre se vería como una esfera iluminada o luna llena. Los movimientos descritos en el párrafo anterior no son los únicos que acusa la Luna puesto que al ser satélite de la Tierra sigue a esta alrededor del Sol y refleja su luz. Así se generan sus fases que se denomina: lunación, dura 29.5 días, este tiempo de denomina mes sinódico.
Las fases de la Luna son: luna llena, cuando el Sol ilumina totalmente el rostro visible para nosotros; le sigue, cuarto menguante, es decir una parte de la cara se va haciendo cada vez menor hasta dejar de verse o luna nueva, unos 7 días después comienza el cuarto creciente, cuando la faz de ella va creciendo hasta llegar a luna llena.
Las posiciones relativas de la Luna, la Tierra y el Sol van cambiando y en algunos momentos, la Luna se coloca detrás de la Tierra, en su sombra; entonces ocurre un eclipse de luna que puede ser parcial o total. Asimismo la Luna se puede poner entre la Tierra y el Sol, de esa forma no deja ver el Sol, también, total o parcialmente. Un eclipse solar puede ser total para una parte de la tierra y verse en el resto del planeta.
Las fases de la Luna se producen por el reflejo de la luz solar en las diferentes posiciones con relación al Sol, la Tierra y la Luna, mientras esos reflejos ocurren hay otro fenómeno que también sucede y está regido por la Ley de la Gravitación Universal descubierta por Isaac Newton en 1685, sencilla ley que nos dice: la fuerza de atracción entre dos cuerpos es igual a una constante multiplicada por el producto de sus masas divididos por el cuadrado de la distancia que los separa (G=gM’M”/d2).
Las posiciones relativas de la Luna, la Tierra y el Sol hacen variar al G que actúa sobre la Tierra, haciéndola mayor a menor. Puesto que el suelo de la tierra es cohesivo y la del agua de las grandes masas mucho menos, esa fuerza solo genera efectos visibles en océanos, mares y lagos, originando las mareas. La influencia de la Luna es mayor que la del Sol porque aunque su masa es menor que su distancia a la Tierra también lo es.
Si Luna-Sol-Tierra están alineadas se observa la marea viva, alta o sizigia que se produce en luna llena y se denomina marea viva de conjunción, la que resulta en luna nueva es la marea viva de oposición. Las mareas que se originan en los cuartos crecientes o menguantes se designan: mareas muertas o de cuadratura puesto que la Tierra, el Sol y la Luna forman un ángulo de 90 grados.
Si no hay obstáculos, por ejemplo en una playa abierta, las mareas ocurren cada 6 horas y 12 minutos, prácticamente 4 en 24 horas. Cuando el mar tiene que entrar en una bahía, golfo o ensenada que afecta el libre flujo del agua el período se distorsiona y cambia el tiempo de entre pleamar y bajamar. En nuestro país la amplitud de las mareas, distancia entre pleamar y bajamar, es de unos 60 centímetros en la costa sur y 2.40 m en la norte, varían algo diariamente. Las mareas son menores en el ecuador que en los polos.
