¡Por qué no al aborto!

¡Por qué no al aborto!

JOSEFINA RODRÍGUEZ
A los que nos oponemos a la despenalización del aborto se nos acusa de fanáticos religiosos, anticuados e ignorantes. Lo cierto es que decimos No al aborto porque existe verdadera base científica que demuestra que el niño por nacer es un ser humano en desarrollo, y como tal, posee los mismos derechos que un ser humano desarrollado. Eso es tan cierto, que de acuerdo a nuestra Constitución, un niño en el vientre de su madre tiene el mismo derecho a heredar que sus hermanos nacidos.

«En esa primera célula se encuentran todas las cualidades genéticas del individuo que van a desarrollarse progresivamente, y si todas esas cualidades no se hallaren en un principio, el individuo no se desarrollaría jamás». (Prof. Jerome Lejeune, científico e investigador francés, padre de la citología, descubridor de las causas del Síndrome de Down).

Tenemos también el testimonio del Dr. Nathanson, ateo confeso, director de la clínica de abortos más grande del mundo. Luego de estudiar el feto en sus primeras etapas, se dio cuenta de la sensibilidad que tenía desde sus primeros días y ese gran dolor que experimenta al ser abortado. En vista de este descubrimiento, este doctor causó una revolución en el pensamiento abortista en Estados Unidos. Al ser cuestionado sobre las motivaciones que lo llevaron a cambiar de convicción, y de manera de pensar y de actuar, contestó: «Ninguna motivación ideológica, ni religiosa, soy ateo. Son los hechos, los simples hechos científicos que me hicieron cambiar. Si el ser concebido es un paciente al que se le puede tratar hasta quirúrgicamente, entonces es una persona, y si es una persona, tiene derecho a la vida, y a que nosotros, médicos y padres, procuremos conservarla».

En estos días hemos podido leer en los periódicos variadas opiniones sobre el aborto, así como artículos y entrevistas. Me llamó mucho la atención leer en el artículo: «Posiciones sobre el aborto no presionan a comisión», la información de que «incluso algunos técnicos de las Naciones Unidas se reunieron con un grupo de diputados y entre las cosas que plantearon fue que despenalizaran el aborto en algunas circunstancias».

Sabemos que esto tiene su explicación. La lucha por la despenalización del aborto es una «trama» que data de hace varias décadas, la cual ha sido perfectamente disfrazada y manipulada mediante el mito de la sobrepoblación. En el informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Población del 1991 se afirma que el medio o el método que debe ser aplicado para que exista la posibilidad de surgimiento de un gran mercado mundial, es justamente la contención,  inclusive la contención forzada  de la población mundial, principalmente en los países pobres. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud, organización especializada de la ONU, en su informe del 1990 dice que conviene favorecer en todos los países del mundo el control de la natalidad. Afirma que es preciso recurrir no sólo a métodos anticonceptivos clásicos ya conocidos, sino también a los más desarrollados, en particular a la famosa píldora abortiva RU 486.

Michel Schooyans, catedrático de la Universidad de Lovaina, en su ensayo «El imperialismo contraceptivo» le llama al Nuevo Orden Mundial: «Ideología de la seguridad demográfica». Según esta ideología, a los hombres y mujeres de los países pobres se les debe ofrecer facilidades anti vida, y se le dice que la contracepción generalizada hasta entre adolescentes, la esterilización y el aborto están entre los nuevos derechos humanos que poseen.

No nos dejemos engañar. Luchemos contra las verdaderas razones que buscan despenalizar el aborto. El crimen horrendo de un aborto no es la solución para nuestros problemas. Como dice la Madre Teresa: «El más grande destructor de la paz es el aborto, porque si una madre puede matar a su propio hijo, ¿qué nos queda a nosotros?

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