¿Por qué pierde fuerza?

¿Por qué pierde fuerza?

Con el correr del tiempo, más personas aceptan la conveniencia de legalizar el denominado aborto terapéutico. Así puede verse en las series de encuestas de los institutos académicos que manejan sondeos de opinión pública en Estados Unidos, en Canadá, en América Latina y en Europa, principalmente. Estamos hablando de un fenómeno que ocurre en naciones occidentales, que como sabemos están montadas sobre pilares culturales e ideológicos de genealogía cristiana.

¿Cuál es la razón de este fenómeno? Nos parece que la explicación tiene que ver con un elemento que suele ser despreciado pero que influye mucho en las decisiones de las personas: el sentido común. Los razonamientos que se hacen para afirmar que un feto es un ser humano, no son convincentes. Tienen más de ideología religiosa que de biología, de razón y de concreción. Un feto es más percibido como un protohumano, como un ser humano en potencia.

Es igualmente difícil convencer a las personas  de que, cuando por razones médicas, enfermedad,  violación o similares, se recomienda la práctica de un aborto, quien lo recomienda, quien lo acepta y quien lo hace  son criminales. La criminalidad es otra cosa, la criminalidad supone una intención de privar a una persona de la vida en atención a ideologías diversas, perversidades, venganza o para la comisión de delitos.

El aborto nunca debe ser la salida para una irresponsabilidad sexual o para un conflicto de pareja, sino un recurso in extremis o de situaciones límites para disyuntivas razonablemente comprensibles. Así lo han hecho los médicos casi siempre y así lo han aceptado, sin sentimientos de culpa, las personas de distintos niveles sociales, religiosos y educativos. Todos rechazamos el aborto libre e irresponsable, pero el terapéutico es una necesidad médica y de supervivencia.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas