¿Por qué resulta tan esencial una eficiente supervisión bancaria?

¿Por qué resulta tan esencial una eficiente supervisión bancaria?

POR ADOLFO MARTÍ GUTIÉRREZ
Los bancos y sus actividades han estado siempre sujetos a una supervisión oficial mucho más estrecha que otras clases de negocios, fundamentalmente debido a que los bancos desempeñan roles importantes en la vida económica y financiera de un país.

La justificación primaria de la supervisión bancaria de un país es que limita el riesgo de pérdida para los depositantes, y con ello mantiene la confianza del público en el sistema bancario. No obstante, si bien la supervisión se enfoca en el banco individual, los supervisores y analistas deben estar siempre alerta acerca de la posibilidad de que los problemas en una institución tengan repercusiones más amplias y sistémicas procurando mantener la integridad y flexibilidad del sistema de pagos.

Podría decirse que el papel de los bancos en una economía pudiera definirse en tres aspectos esenciales: primero, debido a que ocupan una posición central en el mecanismo de pagos para los hogares, el gobierno y los negocios; segundo, debido a que aceptan depósitos, que generalmente son considerados como “dinero”, y constituyen una parte de los activos financieros de la sociedad; y tercero, debido a que en las economías de mercado, los bancos juegan un papel principalísimo en la asignación de los recursos financieros, al intermediar entre depositantes de fondos excedentes y prestatarios potenciales. La necesidad de supervisión por parte del Estado (por intermedio del Banco Central, o bien de una organización gubernamental separada e independiente), surge del papel especial que desempeñan los bancos en la economía; los bancos tienen en su haber una parte importante de la masa monetaria, crean dinero, son los instrumentos principales de ejecución de la política monetaria, e intermedios entre el ahorro y la inversión. Y es en este sentido que los gobiernos los consideran como un instrumento para promover la inversión.

Los objetivos de la supervisión

Un documento de Livacic y Saez (2000) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), titulado “La Supervisión Bancaria en los 90’s” sostiene que para la superación de la mayor parte de las deficiencias y, en especial, aquellas que dicen tener relación con los problemas de la regulación, la supervisión bancaria, y la autonomía de los organismos fiscalizadores hay una cuestión trascendental, que es la voluntad política de hacer los cambios aún pendientes. Para ello, se debe dejar de ver la supervisión bancaria como parte integrante de la política económica coyuntural y como un instrumento de poder político. En cambio, la labor de supervisión debe ser asumida como una política de Estado, otorgándole a los entes fiscalizadores los correspondientes niveles de autonomía, privilegiando su carácter técnico y profesional.

Las reformas emprendidas en la supervisión bancaria de hoy se deben, por un lado, al cambio en la política hacia la liberalización de los mercados financieros y al hecho de que en muchos países en desarrollo los sistemas bancarios se han encontrado en un estado de crisis que han requerido de rehabilitación y reestructuración. Por ello, la meta de una supervisión bancaria eficaz ha sido siempre promover un sistema financiero seguro, estable y eficiente.

En efecto, la sensibilidad de los balances de los bancos a las variaciones en las tasas de interés interna, la exposición a las modificaciones de la tasa de cambio y a la contracción de la demanda agregada, pueden limitar seriamente las opciones de política y los instrumentos que pueden aplicar las autoridades fiscales y monetarias de un país por los efectos desestabilizadores que ellos tengan en el corto plazo en el sistema bancario. La función de la supervisión bancaria es precisamente velar por el adecuado funcionamiento del sistema de pagos y el crédito en la economía, buscando la estabilidad global del sistema financiero. Todo lo cual resulta clave en las políticas macroeconómicas y en la flexibilidad de las opciones de política en determinado momento.

La gestión es clave

Otros problemas en la supervisión bancaria son los que surgen por una gestión débil, por razones institucionales y estructurales y hasta de la propia supervisión bancaria. Es bien sabido que los riesgos son inherentes a la banca: los préstamos pueden no ser reembolsados, los depósitos pueden ser retirados, los tipos de interés y de cambio pueden fluctuar y el medio ambiente externo, tales como el estado de la economía, la legislación, y otras cosas así, pueden cambiar. La gestión de todos estos riesgos, por tanto, exige calificaciones técnicas y organizacionales, buen criterio, y controles internos adecuados. Cuando la gestión es débil, el banco no estará en capacidad de controlar sus riesgos y hay probabilidades de que tome decisiones erróneas que den lugar a pérdidas.

Igualmente, los métodos contables inadecuados son otra deficiencia grave y común que lleva a estructuras internas débiles en los bancos. Frecuentemente, esto se relaciona con la valoración de los activos y la inclusión en las ganancias de los intereses no devengados. Aparte de registrar  todas las transacciones, un sistema contable debería también facilitar la interpretación de los datos y permitir la supervisión permanente y precisa de una situación financiera. Para evaluar una situación verdadera, los bancos deberán estimar para cada préstamo la cuantía que ha de ser reembolsada efectivamente, midiendo los activos a su valor real (el valor de mercado o su valor actual esperado), y no a su valor nominal. Los procedimientos contables deberán incluir políticas para determinar la clasificación de préstamos, la oportunidad y magnitud de las constituciones de fondos que hayan de hacerse, y el momento de la suspensión de intereses que no se reciben.

También, habría que añadir que los problemas en supervisión bancaria se relacionan con la información disponible, oportuna y completa. Los informes ordinarios de los bancos, incluido un estado anual de pérdidas y ganancias verificado, son la fuente principal de información para un supervisor. Estos informes deberán incluir una visión general de la solvencia, liquidez y rentabilidad del banco. De igual forma deberán suministrar una evaluación de la exposición del banco a riesgos tales como riesgo de crédito, riesgo fuera del balance general, riesgo cambiario, riesgo del tipo de interés, riesgo de inversión y riesgo de concentración. Las reglamentaciones prudentes desempeñan un importante papel en la supervisión bancaria por cuanto obligan a los bancos a ceñirse a prácticas sanas. Estas reglamentaciones evitan comportamientos excesivamente arriesgados por parte de los prestamistas y comprenden coeficientes de balance tales como coeficiente de solvencia mínima y de liquidez, límites sobre exposición bancaria o cambiaria. Sin embargo, la mala administración y el comportamiento especulativo persisten, porque las reglamentaciones prudentes han resultado

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ser muy deficientes en muchos países. Estas deficiencias, que se relacionan con la suficiencia de capital y clasificación de préstamos, constitución de fondos y acumulación de intereses, han contribuido a determinar las crisis bancarias de esos países.

Recuadro No.1
La reforma de las normas internacionales de Basilea

1. Tradicionalmente, los bancos asumen riesgos crediticios al otorgar préstamos directos y financiamientos a sus clientes. Por eso, fijar unos requisitos de capital para este tipo de riesgo ha sido relativamente sencillo, comprendiendo que la función del capital en un banco es proteger de pérdidas a los depositantes.

2. Los cambios radicales en los mercados financieros han demostrado que el análisis de riesgos hoy día es mucho más extenso, complejo y diversificado, superando la capacidad del mecanismo básico de medición utilizado para determinar los requisitos de capital de los bancos. Por ello, un grupo internacional de supervisores acordó directrices para un coeficiente de suficiencia de capital ponderado con el riesgo, que sea igual al 8% de los activos, y considerando el riesgo de las pérdidas.

3. El “Acuerdo de Basilea sobre Capital” de 1988 ha sido reformado por una serie de normas definitivas que entrarán en vigor en el año 2004. El sistema anterior establecía normas de capitalización mínima para los bancos que realizaran operaciones internacionales, basadas en un número limitado de categorías de riesgo. Las reformas propuestas por el Comité de Basilea se han definido a través de tres “pilares” fundamentales. El primer pilar tiene por objeto vincular más estrechamente los requisitos de capital con el riesgo crediticio; el segundo refuerza el proceso de supervisión en la aplicación de las normas de capital, y el tercero procura mejorar la eficacia de la disciplina de mercado exigiendo que todos los bancos suministren la misma información.

4. De las Normas de Basilea, el cambio más importante tiene que ver con la titulación de las carteras de préstamos. Ahora, los bancos podrán colocar el riesgo crediticio en el mercado en vez de asumirlo en forma de préstamos en sus balances. La razón de este cambio se debe a que cada vez se ha vuelto más difícil supervisar a los bancos recurriendo sólo a las normas sobre el capital. Igualmente es importante destacar que, en lo adelante, cambiarán los procedimientos de clasificación de riesgo crediticio por unos basados en calificaciones crediticias externas. La propuesta contempla la posibilidad de vincular la ponderación del riesgo del banco a la calificación de riesgo soberano del país, o de clasificarla según la calificación independiente asignada por el propio banco.

Recuadro No.2
¿Cuáles son las normas prudenciales clave?

1.- Adecuación del capital: consiste en una norma de supervisión bancaria que asigna ponderaciones de capital a diferentes categorías de activos. Así, los requerimientos de capital mínimos actúan como un mecanismo amortiguador de los accionistas para absorber pérdidas (más bien que por los depositantes), así como para financiar la infraestructura del negocio. Se había aceptado un resultado mínimo de 8% del total de activos (riesgo de crédito), pero a partir de 1996, abarca los riesgos de mercado en el cálculo de los requisitos de capital. 

2.- Adecuación de liquidez: se mide a través de la capacidad de satisfacer las obligaciones, especialmente en lo que se refiere al rembolso de los préstamos interbancarios y depósitos de clientes. Para ello, los bancos cuentan con tres procedimientos para ordenar su liquidez: reteniendo una reserva de activos líquidos, utilizando la información sobre vencimiento de activos y obligaciones, o recurriendo a préstamos en el mercado.

3.- Calidad de activos: es la capacidad de los prestatarios para dar servicio y rembolsar los préstamos. Constituye un elemento clave en el incumplimiento de los bancos, siempre que las pérdidas no sean demasiado grandes para ser absorbidas por el capital. Tiene que ver con las normas a que deberán sujetarse las solicitudes de préstamo, los procedimientos de evaluación de crédito y de autorización de préstamos, el monitoreo regular del desempeño de cada préstamo, y su periódica revisión por personal especializado.

4.- Concentración de riesgo: consiste en limitar las exposiciones a contrapartes singulares, o grupos de contrapartes, hasta el equivalente de una proporción de la base de capital. Como componente importante de la supervisión prudencial, cuanto mayor es la concentración, mayor será el potencial de pérdida.

El autor es economista y profesor universitario. E-Mail: adolfomarti@verizon.net.do

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