Por qué satanizar la capitalización

Por qué satanizar la capitalización

La capitalización de las empresas del Estado fue un acto responsable, coherente y correcto.

El 25 de abril de 1996, en el Instituto de Energía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), dirigido a la sazón por el ingeniero Radhamés Segura, se efectuó un seminario en el que participaron representantes de los tres partidos mayoritarios.

Los debates fueron intensos, pero sustentados en datos científicos y económicos.

Ya unificados los criterios la conclusión fue la siguiente en relación a la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE):

«LA CDE se encuentra en un estado de deterioro técnico, administrativo y financiero que jamás se levantará por si misma, a menos que participe el sector privado de forma más acelerada de cómo viene haciéndolo este gobierno del doctor Joaquín Balaguer».

Ya las privatizaciones en CDE se habían iniciado en el año 1989 durante la gestión del mismo doctor Joaquín Balaguer con la introducción al Parque Energético de las Washilas y las plantas de Puerto Plata, continuando posteriormente con Metaldom, Smith & Enron y finalmente con las Dominican Power que son las dos turbinas de Los Minas.

Con las informaciones obtenidas del Seminario en el IE y otros estudios que daban como resultado que las empresas públicas colapsarían en manos del Estado por la politiquería. El Presidente doctor Leonel Antonio Fernández Reyna, en persona, a principios de su gestión llevó al Congreso el 28 de septiembre de 1996 el proyecto de ley de reforma de las empresas del Estado y logró que este proyecto fuera consensuado por legisladores de los diferentes partidos, incluso la doctora Milagros Ortiz Bosch que era Senadora, levantó la mano para que se aprobara dicho proyecto, que se convirtió en la Ley 141-97.

Aprobada dicha ley se le dio participación acelerada al sector privado, pues sólo para el negocio eléctrico había que disponer de por lo menos de 15 a 16 mil millones de pesos, mientras lo que se ejecutó en el presupuesto del año 1996 no llegó a 25 mil millones de pesos y por supuesto no se podían obviar los gastos sociales (salud, educación, viviendas, caminos vecinales y demás) para usarlo en el negocio eléctrico.

Digamos que la Capitalización de la CDE no fue perfecta, porque hubo fallas procedimentales en la conducción del proceso, ejemplo.

La CREP al invitar a participar a Unión Fenosa cometía dos errores:

Error No.1, Unión Fenosa estuvo una gestión en la CDE entre 1991 y 1996 en la que le hizo perder al gobierno alrededor de 25 millones de dólares.

Error No.2, Unión Fenosa con casi cinco años en la CDE, tenía información privilegiada por encima de otras compañías.

El traspaso a Unión Fenosa se hizo el día 13 de agosto de 1999, ya para septiembre de 2003 la capitalización llevaba cuatro años, lo que significa que un año le correspondió al gobierno del PLD y tres años al gobierno del PRD.

Si los contratos de administración vencían en agosto de 2004 y si una de las partes no había actuado bien, en este caso Unión Fenosa, el Estado tenía el derecho de rescindir los contratos sin tener que darle un centavo a nadie.

El artículo 38 de los contratos de administración explica sencilla y claramente la forma de cómo se podían disolver.

Ahora bien, hubo una conducta extraña entre el gobierno dominicano y Unión Fenosa la cual debe aclarársele al pueblo dominicano.

El gobierno dominicano empezó con la firma del Acuerdo de Madrid en febrero de 2001, precisamente en la cede de Unión Fenosa y se dice además que participó en la redacción de los acuerdos en donde los contratos fueron extendidos de cinco a quince años. ¿Por qué?

¿Por qué en ese mismo viaje a Madrid los representantes del gobierno encabezados por el administrador de la CDE ingeniero César Sánchez y el Superintendente de Electricidad, a la sazón ingeniero José Ovalles, hicieron que el gobierno legitimara unas plantas que de forma irregular trabajo a República Dominicana Unión Fenosa?

Este país se enrumbará definitivamente hacia el desarrollo sólo cuando unamos esfuerzos para que las instituciones se fortalezcan aún por encima de nuestros intereses y de la politiquería envuelta en mentiras y sancadillas.

Las mentiras y sancadillas de hoy estallarán mañana cual bomba atómica y si no tomamos conciencia de la magnitud de nuestros problemas, todos seremos artífices de nuestra propia destrucción.

Decía nuestro ilustre Padre de la Patria Juan Pablo Duarte: «Sed justo lo primero si queréis ser felices».

La capitalización de las empresas del Estado fue un acto responsable, coherente y correcto.

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