¿Por qué se deprecia el dólar en la economía mundial?

¿Por qué se deprecia el dólar en la economía mundial?

POR ADOLFO MARTÍ GUTIÉRREZ
El dólar estadounidense se ha venido depreciando con respecto a las monedas fuertes (el yen y el euro) como consecuencia de un abultadísimo déficit fiscal y comercial, el más alto de la historia norteamericana. Por ello, el dólar se ha convertido en un auténtico dolor de cabeza para los demás países desarrollados.

Una fortaleza cambiaria de esos países con respecto al dólar dificulta que la demanda de Estados Unidos incentive el crecimiento de Europa o Japón, como ocurrió en otras oportunidades cuando la economía mundial salió de etapas recesivas. Por el contrario, un  dólar débil fomenta las exportaciones de Estados Unidos y reduce la competitividad de sectores críticos en Europa, para los cuales la demanda de los consumidores de Estados Unidos es clave.

Estados Unidos apuesta a que la debilidad de su moneda ayude a su reactivación económica por vía de las exportaciones. En cambio, el mundo teme que, en el intento, se profundice la recesión global. En 2003, la devaluación anual de la moneda estadounidense frente al euro llegó a 20.4%, niveles solo superados entre los años de 1985-87, cuando promedió 22.5%. Esto significa que un producto europeo es 20% más costoso en dólares que uno estadounidense, lo cual resta competitividad a las exportaciones provenientes de los países de la zona euro. Por su parte, el yen también se ha valorizado frente al dólar, promediando una tasa de apreciación anual de 0.87% entre 1985 y 2004, contrario al período entre 1970-1994 cuando promedió una depreciación de 4.1%. 

¿POR QUÉ CAE EL DÓLAR?

El dólar ha venido perdiendo valor frente al euro y también frente al yen japonés por razones fundamentalmente domésticas. Entre los factores que han tenido más peso en la devaluación del dólar se citan 4 principales: (1) la vacilante recuperación de la economía de Estados Unidos; (2) la caída de la bolsa de valores y de los escándalos contables de diversas empresas (trayendo consigo la disminución de la demanda en el extranjero de acciones y de bonos estadounidenses); (3) tasas de interés más altas en la zona del euro con respecto a los Estados Unidos; (4) y el continuo incremento del déficit comercial y el déficit fiscal de los Estados Unidos.

Las circunstancias económicas han cambiado radicalmente frente a las que se presentaban hace 4 años. Cuando Estados Unidos crecía a tasas anuales cercanas al 4.5%, la rentabilidad de sus empresas atraía a los inversionistas del mundo y los recursos externos financiaban sin dificultad el déficit que crecía año tras año. Ahora, la situación es otra.

Estados Unidos ha dejado de ser la aspiradora de recursos del resto del planeta y los capitales se están moviendo hacia otras latitudes. ¿Por que? primeramente por una falta de responsabilidad social corporativa que ha provocado un declive de las ganancias reflejándose una la caída de las bolsas de valores. Es así que en los mercados financieros hoy otros activos diferentes a la moneda estadounidense son más atractivos para los inversionistas mundiales significando que el ahorro mundial no se dirige hacia ellas, al demandarse menos dólares y caer su precio.

Y menor actividad financiera en un país se traduce en menores entradas de capitales. La entrada de capitales extranjeros, que hasta 2000 financió el déficit corriente, ha disminuido vertiginosamente por el crash bursátil y, más recientemente, por la desconfianza en las prácticas contables de algunas de sus empresas emblemáticas. El hecho es que las inversiones en Estados Unidos son ahora menos atractivas, empujando a los inversionistas a buscar mejores rendimientos en valores denominados en otras monedas. Lo importante es que esta diversificación de las inversiones ha estado ocurriendo de manera pausada, consiguiendo una corrección positiva que ya está siendo bienvenida especialmente por las empresas exportadoras de Estados Unidos, las cuales estaban perdiendo competitividad en el mercado mundial por la fortaleza del dólar.

Igualmente, una tercera razón fundamental que explica que la divisa norteamericana se deprecie es porque las tasas de interés en Estados Unidos han disminuido sustancialmente (1.5%), lo cual quiere decir que el precio del dinero es más bajo. Por ello pesa mucho también en el desplome del dólar el diferencial de tipos de interés entre Estados Unidos y Europa. A pesar de las reducciones adoptadas por el Banco Central Europeo, la rentabilidad en la zona del euro es más elevada y activos denominados en dólares son convertidos a euros para cruzar el Atlántico en busca de mayores rendimientos. Al mismo tiempo, el euro ha surgido como otra opción de reserva monetaria internacional, donde los inversionistas del mundo entero pueden optar por diversificar sus niveles de riesgo ofreciendo garantías en sus carteras para poder componerlas en euros, yenes o francos suizos. La mayor demanda de otras monedas fuertes hace que éstas se coticen más altas, mientras que al salir de las inversiones en dólares la demanda por los mismos decrece y por lo tanto baja la cotización de la moneda.

LOS “DÉFICIT GEMELOS”

Pero, más que nada, un cuarto factor que determina la aplicación de una política económica basada en la trayectoria de un dólar débil está encaminada a reducir el impacto de los llamados “déficit gemelos” sobre las posibilidades de crecimiento para Estados Unidos. En los años recientes, ese país volvió a tener elevados déficit externo y fiscal simultáneamente, una situación que ya se había presentado en la segunda mitad de los años 80. Mientras el déficit corriente llega a 5.8% del PIB en 2004; el déficit fiscal, era de 3.6%, el mas alto desde 1992. La presencia simultánea de estos dos déficit crea grandes riesgos, pues hace que la economía sea altamente vulnerable a la entrada de capitales del extranjero, de los cuales se calcula que Estados Unidos necesita conseguir unos US$2,000 millones netos diarios en los mercados internacionales de capital, simplemente para financiarlos. Eso crea un riesgo muy grande, pues la captación de recursos en el mercado de capitales es realizada por el Tesoro estadounidense, lo cual genera una creciente deuda pública que, de nuevo, incrementa el déficit fiscal. El riesgo que se teme es que los mercados dejen de prestarle al país, precipitando una caída drástica de la moneda y mayor crisis económica.

Tradicionalmente, la devaluación del dólar ha sido una estrategia fundamental para detener el crecimiento de la balanza comercial norteamericana, por lo que muchos productos norteamericanos han logrado incrementar sus ventas domésticas e internacionales. Lo que pasa es que cuando se crean desbalances tan pronunciados en una economía del peso de la estadounidense, se arrastran a todas las demás, afectando los resultados económicos de Europa y Japón que pasan a registrar una desaceleración en sus tasas de crecimiento.

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El autor es economista y profesor universitario.

E-Mail: adolfomarti@verizon.net.do

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