¿Por qué se quejan de la economía?

¿Por qué se quejan de la economía?

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
La gente no siente el bienestar que debe derivarse de una economía en crecimiento. Mucho menos cuando se trata de un crecimiento tan espectacular como el que exhiben las estadísticas económicas de la República Dominicana. Algo, entonces, debe andar mal, equivocado. Me imagino que la reacción inicial de algunas autoridades del equipo económico gubernamental debió ser, ante determinados resultados de la encuesta Gallup-Hoy, que los mismos presentan errores, que las preguntas no fueron elaboradas de manera correcta o que los encuestados responden a consignas de partidos de oposición. En realidad, no sé. Estas elucubraciones no pasan de ser un ejercicio de suposición.

Según los hallazgos de este sondeo, 62 de cada cien dominicanos afirma que las condiciones de la economía son negativas, es decir, no son buenas; el 57% dice que su situación económica personal es mala y casi la mitad de la gente piensa que al final de esta administración la cuestión económica empeorará o estará igual.

Si estas afirmaciones se hicieran en un período de recesión económica, de restricciones financieras, de caída de la producción, de alto y creciente desempleo o en un ambiente de alta y prolongada inflación, se comprendería fácilmente y no habría que hacer mayores elucubraciones en busca de razones para comprender la reacción de los ciudadanos y ciudadanos.

Pero este no es el caso. La administración del Presidente Leonel Fernández ha logrado estabilizar la economía en un tiempo récord. El peso se ha sobrevaluado en más de un 60%, la inflación ha bajado y se mantiene en niveles saludables, la economía se ha reactivado y ha retomado su vigor, hasta el punto que durante el primer semestre de este año su crecimiento ha sido de un impresionante 11%.

A este cuadro debemos añadir que el gobierno ha incrementado los ingresos fiscales más allá de sus expectativas y las previsiones son, con las políticas en marcha, que más fondos irán a parar a las arcas de Impuestos Internos, principalmente.

¿Qué ha pasado entonces que la gente se queja con tanta amargura del estado de la economía, de la economía en general y de la economía particular o familiar en particular?, ¿por qué prácticamente la mitad de los dominicanos adultos tienen la creencia de que al término de esta administración la economía estará igual o peor?

Una primera respuesta podría ser que las expectativas que surgieron entre los dominicanos con la llegada del gobierno de Fernández fueron muy altas, por encima de las posibilidades del país y del nuevo Presidente de la República. Probablemente porque la propaganda electoral del líder del PLD estuvo muy centrada en la solución fácil de los grandes, graves y seculares problemas que aguijonean a amplias franjas de la población. O porque los electores entendían que a los dos años de gobierno las condiciones  de la economía y su situación personal debían estar más desahogadas, menos estrechas.

Otra respuesta podría estar enfocada con las políticas económicas públicas del gobierno. Creo que ha habido dos énfasis claramente definibles. Uno tiene que ver con el esfuerzo sostenido para estabilizar y mantener estable la economía. No hay dudas de que el logro de este objetivo constituye el triunfo principal del gobierno en sus primeros dos años. El otro énfasis tiene que ver con centrar el gasto público en bien pagar la nómina gubernamental, sobre todo a la exigente burocracia morada, y en financiar las grandes obras públicas al gusto del Poder Ejecutivo.

 Me parece claro que si el gobierno hubiera tenido otras prioridades de inversión, es decir, de canalización de los ingresos fiscales, quienes más se quejan hoy por la mala situación económica y por su economía personal hubieran recibido mayores beneficios de la estabilidad y el crecimiento económico registrado en la República Dominicana en los últimos dos años.

Porque, a decir verdad, es muy poco el beneficio recibido. El viejo dilema de crecer y distribuir está muy presente, a nuestro juicio, en estas quejas tan desconcertantes de los ciudadanos y ciudadanas. Porque según muestran las estadísticas y los hechos, el gobierno ha hecho muy poco para mejorar la educación, la salud, el suministro de agua potable, la seguridad social y las infraestructuras que están cercanas a las personas de carne y hueso.

Quien lo dude, que desagregue las apropiaciones generales que se hacen para el gasto social y particularice los montos destinados al pago de la burocracia, incluyendo sus cada vez más sofisticados medios de transporte.

En síntesis, parece que hay una amplia franja de dominicanos y dominicanas que no han recibido o han recibido muy poco los beneficios de una economía que ha logrado, gracias a un esfuerzo tenaz e inteligente del equipo económico del gobierno,  estabilizarse y crecer.

Sigue el talón de Aquiles de las políticas económicas del Presidente Fernández.  Echar vino nuevo en odres viejos.

(bavegado@yahoo.com)

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