Por suerte, le quedan días

Por suerte, le quedan días

La semana pasada, uno de los matutinos del país titulaba: «Viajeros ilegales llegan en masa a Puerto Rico». La información destacaba que las autoridades puertorriqueña daban cuenta que la cantidad de inmigrantes ilegales, detenidos cuando intentaban llegar a Puerto Rico, en los últimos meses se aproximaba al total de capturados durante todo el 2003.

El periódico El Caribe, citando datos suministrados por el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos, señalaba que, solo en el mes de enero fueron apresados 1,100 ilegales tratando de llegar a Puerto Rico y que la cifra sobrepasaba las cantidades de viajeros interceptados en un año, según las proyecciones estadistas establecidas por los diversos organismos de interdicción de ilegales.

No se sabe cuanto son los dominicanos que están intentando llegar a los Estados Unidos a través de la frontera mexicana o por otras vías, pero si se sabe que son muchos lo que intentan a diario emigrar a Europa, hasta el punto de que consulados como el de Suiza, cuya ubicación, hará unos tres años era desconocida por la generalidad de dominicanos, hoy, diariamente debe atender solicitudes de visados que sobrepasa la centena.

Cada vez son mas amplios los núcleos sociales que huyen del país porque creen que aquí no hay nada que buscar. Este hecho es la expresión contundente de que la desesperanzas se esta adueñando del cuerpo social dominicano. La sociedad dominicana esta viviendo inmersa en una crisis de amplio espectro, con raíces profundas en lo económico, en lo social y en lo político. Los últimos tres años han sido nefastos para todos los dominicanos.

El costo de la canasta familiar, que en agosto del 2000 era de 6 mil 796 pesos se ha incrementado a niveles alarmantes, llegando a finales del 2003 a 11 mil 832 pesos. Hoy una libra de arroz, que costaba 4 pesos en agosto del 2000, cuesta 20 pesos, la libra de habichuela roja, que costaba 13 pesos al finalizar el gobierno peledeísta, se ha elevado a 30 pesos, la de gandules, que costaba 10 pesos, cuesta ahora 40 pesos, el galón de aceite de soya que hasta hace unos días costaba 194 pesos, hoy cuesta 240 pesos, la libra de yuca cuesta cinco pesos, el plátano cuesta entre tres y cuatro pesos, un guineo sobrepasa el peso con cincuenta centavos. Los precios del ajo, la cebolla, y otras se incrementado en más de un 25%.

De igual manera, los precios de las medicinas se han disparados, en los casos más benignos en un 100%, pero en muchos casos ha sido hasta del 400%. Si a esta realidad añadimos la situación de creciente deterioro del sistema de salud pública, puede concluirse que en esta área estamos abocándonos a una situación de emergencia. Así, varios medios de prensa han estado destacando que las personas con problemas de hipertensión y diabetes están abandonando sus tratamientos porque carecen de recursos para comprar medicamentos que en muchos casos se han triplicado, lo que les pone en riesgo de muerte.

Las remuneraciones se han erosionado enormemente. Al finalizar el año pasado, el salario que se pagaba en las grandes empresas y las zonas francas del país representaban alrededor del 55% de los que esas empresas pagaban en agosto del 2000. Todo eso se produce en un contexto de retroceso económico caracterizado no solo por la caída de la producción sino también por el cierre de empresas, por la parálisis de muchos negocios, por el estancamiento de las inversiones y por el incremento del desempleo.

En medio de este acuciante mar de problemas, que ha puesto en evidencia la incapacidad del actual equipo gobernante para responder de manera satisfactoria las demandas sociales del país, en medio del mas desgarrante y frustrante fracaso del Partido Revolucionario Dominicano, en el momento que acepta su repostulación a la Presidencia de la República, el señor Hipólito Mejía, principal responsable del descalabro nacional, le anuncia al país su intención de suscribir un contrato con sus partidarios y el pueblo para dar en los próximos años lo que no ha podido dar en este periodo: estabilidad y crecimiento a la economía.

Un hombre que no ha sido capaz de contener la crisis económica del país, que ha reconocido sin ruborizarse que ha perdido el control de la situación y que no entiende lo que está pasando con la tasa de cambio, ahora le promete a los dominicanos que en un próximo gobierno acabaría con la pobreza que su gestión gubernamental ha agudizado, y con la crisis económica que la incoherencia de su equipo económico ha desatado. Ese hombre, que hace tres años y medio prometió de todo y no cumplió nada, ahora dice que un nuevo gobierno suyo redimiría a los mas pobres, especialmente a los campesinos.

Hipólito Mejía, abanderado de gente que le ha perdido toda la confianza. La multiplicación asombrosa de los viajes ilegales es una señal contundente de que los pobres del país no creen en un señor que se vendió como hombre de palabras pero que ha resultado un hombre de palabras que se las ha llevado el viento

Por suerte, le quedan días en el poder.

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