Por sus méritos y principios

Por sus méritos y principios

El mejor homenaje que pueden hacerle al profesor Juan Bosch quienes heredaron su obra política, el Partido de la Liberación Dominicana, sería acoger como bitácora  los principios que guiaron siempre los pasos de  este hombre, sobre todo  en el ejercicio de la política, que asumió como un verdadero sacerdocio. La mejor manera de honrarle, ahora que se le ha dedicado un año con motivo de la proximidad del centenario de su natalicio, sería compilar esos principios y convertirlos en materia escolar en el contexto de las ciencias sociales, y divulgarlos por todos los medios posibles para que lleguen al mayor número posible de dominicanos.

 Aún quienes fueron adversarios políticos de Bosch sienten respeto por su forma de pensar, basada en la honradez y en la defensa permanente de las libertades y derechos de este pueblo. Era posible  discrepar de sus ideas políticas, no estar de acuerdo con él en ese contexto, más era difícil desconocer  la gran  fortaleza moral de sus convicciones. El 25 de septiembre de 1963 fue desgarrador, pues se privó al país de un estreno democrático que apuntaba hacia profundas transformaciones sociales, de moralidad pública, principios y valores. Una buena manera de honrar al maestro sería retomar los principios de aquella gestión, actualizarlos en el  contexto histórico y aplicarlos como estatuto de ejercicio político y gestión pública.

 

Hay que detener esos robos

El robo de paneles solares y otras propiedades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo debe ser investigado hasta las últimas consecuencias y sus autores castigados tan fuerte como mandan las leyes. No se puede pasar por alto el hecho de que propiedad pública útil para la formación técnica de nuestros jóvenes caiga en manos de gente inescrupulosa que pretende lucrarse    con la propiedad del Estado.

Los saqueos de bienes públicos no han sido exclusividad de la universidad estatal, sino una práctica frecuente en entidades públicas. Sería lamentable que una agresión como la cometida contra la universidad pública pueda quedar como incidente sin importancia. Permitirlo sería dar pie a reincidencias alimentadas por la falta de castigo contra los autores de estos desmanes. Robarle a la UASD o a cualquier otra dependencia del Estado es robarle a todos los dominicanos. Es hora de castigar  estas prácticas.

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