Por un equilibrio

Por un equilibrio

Oportunidades ha habido en que los consumidores dominicanos han podido adquirir artículos de consumo de origen extranjero a precios más bajos que sus similares criollos. Cuando eso pasa, no faltan productores y comerciantes que invoquen, aunque de manera no muy convincente, que los incentivos y la protección que disfrutan en sus respectivos países los productores de esos renglones importados, les permiten amplias ventajas de costos.

La inconsistencia de este argumento puede ser demostrada a partir de lo que ha estado ocurriendo en el país desde que la cotización del dólar inició un desmonte consecutivo hasta quedar en los niveles actuales. A pesar de que esa circunstancia ha disminuido considerablemente los costos de producción de muchos renglones de origen local, sobre todo aquellos con poco valor agregado externo, los precios al consumidor continúan injustificadamente altos y nada garantiza que vayan a bajar.

Aunque en esta era de apertura se aspira a que los productores locales reciban alguna protección del Estado, con tal de que puedan competir en los mercados externos, para los fines del consumidor esos incentivos no necesariamente garantizarían precios justos. La sensación de abuso que dejan los precios de algunos productos criollos explica la alta preferencia por lo importado, aún cuando compita con lo local y perjudique al productor.

En base al Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, son muchos los productos de esta región del continente que ingresan a nuestros mercados y compiten ventajosamente con sus pares locales. Nadie ha demostrado que los incentivos que reciben los productores centroamericanos determinen esta competencia.

-II-

Las recientes lluvias e inundaciones afectaron severamente la producción agrícola en el Norte, el Noreste y el Noroeste. No obstante, los productores de arroz han garantizado un abastecimiento suficiente de ese cereal para satisfacer la demanda nacional, pues los daños afectaron mayormente semilleros y la única consecuencia sería un retraso en la cosecha de Primavera.

Si les tomamos la palabra a los arroceros, la garantía de abastecimiento deberá, forzosamente, estar acompañada de una garantía de precios razonables, toda vez que no ha habido pérdidas de producción, sino de simientes.

El Estado, sobre todo ahora que nos adentramos en un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, debería estudiar la forma de proteger a los productores nativos para que puedan competir con posibilidades de éxito en un mercado tan exigente y bien abastecido como el estadounidense.

En cuanto al consumidor local, lamentablemente para ciertos productores, la competencia de los productos de Estados Unidos con los de origen local vendría a funcionar como una especie de indexación merecida.

No olvidemos que las relaciones entre productores y comerciantes con los consumidores han sido seriamente desventajosas y abusivas, en perjuicio de éstos. Ahora, los TLC con Centroamérica y Estados Unidos han modificado el panorama, un panorama que en términos nacionalistas podría ser muy doloroso, pero que para los consumidores habrá de ser rentable y en cierto modo justo.

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