Los dominicanos hemos estado presenciando en los últimos ocho años  cómo la vida pública se ha ido deteriorando de forma casi ininterrumpida en los órdenes económico,  social y político.

Así, el país ha venido acaparando los últimos puestos de América Latina en materia de  la producción agropecuaria, la industria, la creación de monopolios para grupos privados vinculados al gobierno, de la educación, la salud, la seguridad social, en los servicios públicos, los salarios mínimos, la criminalidad, los robos y asaltos callejeros y en las viviendas, la violencia de género, el control del narcotráfico y la drogadicción; y la corrupción galopante que ha convertido a los dirigentes peledeístas, otrora de muy modestos recursos, en multimillonarios y al Comité Político del Partido gobernante y sus aliados en el principal grupo económico del país, todo a costa del pueblo dominicano, aparte del casi total abandono de la construcción de viviendas populares, las calles, carreteras y caminos del país, entre otras tantas desgracias.

Pero el peor legado que nos dejará Leonel Fernández y el PLD es su casi total irrespeto a las instituciones democráticas, apenas encubierto  con el ejercicio cínico de la simulación y la mentira.

En esa dirección  el gobierno del PLD, haciendo uso descarado de los recursos del Estado ha comprado medios y programas de prensa, radio y televisión así como  periodistas al por mayor y detalle, y una incesante campaña de sonsacamiento y corrupción de figuras públicas  para lograr propósitos que de controlar a su antojo los poderes legislativos, ejecutivo y judicial, los tribunales Electoral y Constitucional, la Junta Central  Electoral y hasta la Cámara de Cuentas.   Destruyó un partido mayoritario (el PRSC), y busca desesperadamente hacer lo propio  con el otro (el PRD) con todos los medios a su alcance.

Es decir, todas las conquistas democráticas que alcanzó el pueblo dominicano, luego de 50 años de lucha y  con mucha sangre  derramada, están en juego en la jornada  comicial de la próxima  jornada electoral que se aproxima.

La gran mayoría del pueblo dominicano está consciente  de todo lo que está en juego el próximo 20 de mayo y se apresta a darle su respaldo a Hipólito Mejía y al PRD en esa cita con la historia.  Pero no basta con eso.  Es necesario construir un frente nacional que rechace todo intento de fraude electoral y que desmantele de una vez por todas los planes que han urdido el PLD, Leonel  y Danilo para instaurar una dictadura de partido como la que se estableció en México durante setenta largos años.

Un frente nacional contra la dictadura leonelista-peledeísta que debe asegurar un triunfo aplastante del pueblo sobre esta dictadura en ciernes, así como la creación de un  verdadero estado de derecho  con poderes independientes, al servicio de la producción nacional y de las reivindicaciones sociales y políticas del pueblo dominicano.