Por un liderazgo compartido

Por un liderazgo compartido

La mayoría de los partidos políticos ha sufrido  sacudimientos internos, sea por   diferencias de enfoque cuando existía mayor apego a determinados postulados, principios e ideologías, pero fundamentalmente producto de diferencias surgidas entre sus dirigentes, de lo que no escaparon los de izquierda, centro y derecha.  Para comprenderlo  solo hay que analizar lo que ha ocurrido aquí desde el 1961.

Muchos de los partidos o grupos surgidos se quedaron en el camino sin llegar a ninguna meta, pues  gastaron sus mejores esfuerzos en pugnas, convirtiéndose como lo expresó alguien: “en máquinas trituradoras de sus propios dirigentes”. No fueron capaces de entender que es posible dentro de una organización política el liderazgo compartido.

Por encima de las diferencias de enfoque político, de adaptación a las realidades del momento o de posiciones coyunturales, han primado los personalismos, porque en éste como otros países, las mayorías tienen preferencia por los jefes grupales; por quienes puedan representarlos en algún momento,  por los que les dan la mano o les resuelven, pero lamentablemente estar con uno significa alejarse del otro, a veces llegando a extremos inconcebibles, pero reales.

Los liderazgos compartidos podrían ser el punto de partida hacia la convivencia pacífica dentro del PRD, lo que no implicaría acuerdo de ninguna especie, sino respetarse mutuamente. Entender que cada quien tiene o puede tener un espacio mayor o menor, que iría cambiando según las circunstancias, pero admitiéndose mutuamente. Entendiendo que liderazgo y dirigencia son cosas que bien pueden compartirse, pero que no son lo mismo.

Hay dirigentes  consagrados a sus organizaciones por largos tiempos, que nunca llegan a tener las características de líderes, porque en nuestro país el liderazgo político está íntimamente ligado a las posibilidades de poder, y mientras la militancia de ese partido como de cualquier otro no lo comprendan, vivirán en medio de sacudimientos en función de las aspiraciones o de las posibilidades.

El PRD cuenta entre sus filas con muchos dirigentes de mayor o menor edad y  experiencia, pero no todos han llegado o  llegarán a ser líderes con las condiciones para que la gente los considere con oportunidades de alcanzar su objetivo principal que es la Presidencia, pero ocurre, que probablemente lo entiendan más los militantes que los propios dirigentes, pues una parte importante de quienes llegan a una posición, ganada o endosada, se consideran con las condiciones para competir, y no es así.

Hay que tomar conciencia de que no necesariamente es lo mismo ser dirigente que líder con las dimensiones para optar por una candidatura presidencial o llegar a la Presidencia. Es de eso que hablo.

Que hay dirigentes con condiciones de liderazgo, pero igualmente hay personas que tienen muchísimas condiciones para dirigir, organizar, nuclear, para llegar a ser buenos funcionarios, legisladores o alcaldes, pero no para que la gente los contemple con esas condiciones, y aunque las circunstancias pueden cambiar, es importante que  sobre todo los dirigentes se sepan dimensionar. El liderazgo compartido podría ser una solución en el PRD.

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