Por un locrio de arenque

Por un locrio de arenque

Claudio Acosta.

¿Por qué protestaban los estudiantes de la UASD, que con el desorden que provocaron obligaron a sus autoridades a suspender la docencia? Pregunto porque, a pesar de que leí en los periódicos que están reclamando la terminación de la reparación de la Facultad de Humanidades, que se mejore la plataforma de inscripción y que se rebaje el exorbitante aumento al derecho a tesis de los estudiantes de medicina, no todos protestaban por razones tan atendibles y justas. Un supuesto estudiante (lo de supuesto es comprensible: llevaba el rostro cubierto con un pañuelo) entrevistado “in situ” por una reportera de televisión se quejó, agitado y sudoroso, de la mala calidad de la comida que se sirve en el comedor universitario, pues cocinan lo mismo –decía– todos los días: locrio de arenque. Supongo que, por razones de tiempo, el entrevistado no pudo abundar mas sobre su problema con el arenque (tal vez es alérgico) debido a que el noticiero pasó a la siguiente noticia, lo que dejó a un servidor perplejo y con algunas preguntas bullendo en su cerebro. ¿Sabía la reportera, o quienes vieron la breve entrevista desde sus casas, que ese locrio de arenque cuesta tan solo cinco pesos, con los que fuera del recinto universitario solo se compra una menta? Cuando ocurren estas cosas tiene uno que pensar, necesariamente, en lo mucho que ha cambiado, para peor, la primera universidad del Nuevo Mundo, y lo mucho, también, que se ha degradado su liderazgo estudiantil. Sin embargo, hay una cosa que no ha cambiado: esos desórdenes callejeros y enfrentamientos con la Policía, que con demasiada frecuencia incluyen, además de la consabida pérdida de docencia, destrucción de la propiedad pública y privada, no han resuelto uno solo de los problemas de la UASD. Como no los resolvió la protesta protagonizada el pasado martes por esos supuestos estudiantes, y cuando digo supuestos no lo hago únicamente porque tenían sus rostros cubiertos con pañuelos.

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