Por un Ministerio Público eficaz

Por un Ministerio Público eficaz

Ahora que se está procediendo a reformar la Constitución de la República, sería de gran utilidad que se revisen los criterios de selección de los representantes del Ministerio Público y las dificultades que se derivan de su fuerte dependencia del Poder Ejecutivo. La falta de autonomía de esta instancia es un serio obstáculo para el ejercicio que les corresponde en el aparato judicial. Ante esta debilidad, la Fundación Institucionalidad y Justicia propone “blindar” la elección del Procurador General de la República y una tercera parte de sus adjuntos por medio de la ratificación senatorial. Otros entendido han propuesto que la selección de los miembros del Ministerio Público se haga a través de un consejo similar al de la magistratura.

Hay quienes  atribuyan a debilidades en la elaboración de expedientes por parte de los fiscales la facilidad conque obtienen la libertad muchos acusados de delitos. También se atribuye a las ataduras del Ministerio Público su debilidad en la lucha contra la corrupción imputada a funcionarios públicos. Sin la autonomía necesaria, el Ministerio Público está en posición de desventaja, en perjuicio de toda la sociedad. Es necesario darle a esa instancia del aparato judicial un estatuto que le permita ser eficaz en la persecución del delito y  defensa de los derechos del ciudadano. La reforma constitucional es el escenario oportuno para hacerlo.

En otra fase del círculo vicioso

La racha de apagones de estos días es una fase más del mismo círculo vicioso. Atrasos en los pagos a los generadores hacen colapsar el suministro. Luego el Gobierno paga una parte de la deuda acumulada y se hace la luz. El punto crítico no es que el modelo eléctrico actual jamás ha funcionado bien, sino que no estamos haciendo nada para sustituirlo por uno que esté basado en la eficiencia.

Quienes explotan el mercado eléctrico no tienen que esforzarse mucho en cobrar la energía que colocan en línea. Les basta  apagar circuitos o plantas, irritar a la gente hasta la protesta y esperar a que, como ahora, el Gobierno prometa amortizar su deuda. Eso es más fácil que cobrarles a usuarios que heredaron del tirano Rafael Trujillo la cultura de no pagar por la electricidad. El modelo es rentable para algunos  en la medida en que se les garantice la continuidad del círculo vicioso del cual estamos agotando una nueva fase.

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