Por una agenda de paz y desarrollo para el 2007

<p>Por una agenda de paz y desarrollo para el 2007</p>

RUBÉN SILIÉ
Es indudable que el Gran Caribe ha avanzado en la ampliación del diálogo y el acercamiento político y cultural entre las naciones que lo integran. Sin embargo, el pasado año nos deja una agenda que debe ser atendida para asegurarnos un mayor avance en el desarrollo social y el fortalecimiento de una cultura de paz.

El balance político del 2006 en el Gran Caribe nos muestra un estado de situación positivo, pues tuvimos varios procesos electorales realizados acorde con las normas de participación democrática; incluyendo una limitada abstención, por lo menos menor de la que inicialmente fue prevista por las encuestas.

Nuestros pueblos han avanzado en cuanto a los mecanismos de lucha política, dejando de lado la violencia que en otros años se impuso como método en esas manifestaciones. En la región, se ha enraizado la valoración de la vía pacífica y la conciencia ciudadana, con lo cual se facilita la vía del diálogo para construir los grandes acuerdos en beneficio de la nación. En ese mismo orden, cada vez más líderes se ven públicamente comprometidos en la lucha por hacer prevalecer el Estado de Derecho, el respeto a los derechos humanos y la lucha contra la corrupción.

La economía ha manifestado relativos índices de crecimiento que podrían considerarse importantes, pero no han logrado superar el profundo abismo de la desigualdad social que afecta fuertemente a las mayorías de este lado del mundo; con lo cual la lucha contra la pobreza y la marginalización sigue pendiente como una alta prioridad.

Uno de los resultados más inmediatos de esa situación de crecimiento sin desarrollo es la emigración, que ha actuado como una respuesta de importantes y dinámicos sectores sociales de la población que apelan a ese recurso para buscar salidas individuales a los problemas que les afectan. La emigración se ha disparado en número de personas y en destinos, con las consecuencias de inseguridad que ello conlleva para los emigrantes, pues les coloca en riesgo hasta de su propia vida.

El medio ambiente sigue siendo una de las principales causas de preocupación, dada la alta vulnerabilidad de la mayoría de nuestros territorios a los fenómenos naturales. Felizmente, los pronósticos que en ese sentido fueron anunciados para el 2006 no se cumplieron, pues sin dudas una temporada más intensa que la del 2005, hubiese sido catastrófica para el Gran Caribe. Pero ello no quiere decir que estamos fuera de peligro, pues cada año estamos abocados a enfrentar esas ocurrentes eventualidades.

Es de esperar que con el avance que han tenido las instituciones especializadas en ese tema, puedan seguir acercándose para fortalecer importantes mecanismos de coordinación para fines de actuar de conjunto, tanto para la prevención, como para la mitigación de los desastres naturales.

El comercio y el turismo, de hecho, los dos más dinámicos y esenciales aspectos para la mayoría de los países del área, no logran alcanzar los niveles de desarrollo que en potencia pudieran proponerse; por lo que trabajar para lograrlo es de altísima prioridad.

La mayoría de los países han firmado tratados de libre comercio, sea con algún otro país o en el marco de esquemas de integración, pero queda pendiente fortalecer la toma de decisiones desde un contexto multilateral, pues aún nuestros países no tienen plenamente incorporada a su práctica ordinaria la toma de decisiones en un contexto multilateral.

Debemos felicitarnos de contar con la Asociación de Estados del Caribe, que sigue siendo un excelente espacio de concertación para avanzar en la consecución de desarrollo y construcción de una cultura de paz.

Trabajemos para que el 2007, nos auspicie alcanzar tan nobles propósitos, además de una mayor fortaleza institucional y una mayor conciencia caribeñista.

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