Por una gestión co-responsable

Por una gestión co-responsable

AMPARO CHANTADA
La ciudad de Santo Domingo, más que otra ciudad, merece ser bien administrada y, por qué no, servir de modelo de gestión, es capital, al fin. La gestión urbana, articulación de diversos recursos (humanos, financieros, políticos, naturales), configura un proceso global que debe enfrentar la producción, el funcionamiento y el mantenimiento de la ciudad, a los fines de satisfacer las necesidades de bienes de consumo individuales y colectivas de los distintos sectores de la población.

De manera que, la gestión pública urbana es generadora de producto como la elaboración de políticas, su concreción en programas y ejecución en proyectos. Eso es la teoría de las clases de urbanismo.

Se supone que el equipo de Roberto Salcedo ha estudiado todos los actores que conforman Santo Domingo, sus relaciones, sus necesidades, su vida en y con ese territorio denominado «municipio». Es necesario para emprender políticas urbanas. Así también se comprenden las razones de éxito o de fracaso de algunas propuestas. Los estudios urbanos, permiten identificar las competencias de base con que cuenta un ayuntamiento y de generar la cooperación entre actores sociales para el logro de propósitos compartidos.

El ejemplo del Malecón Libre, decidido sin consulta previa, sin integración de los actores involucrados, podía constituir un modelo a no seguir. Se atrasó su implementación porque hubo que sentarse, consultar, hablar, explicar y finalmente consensuar.

La repetición de esa experiencia en la Avenida V Centenaria es más exitosa, porque viene a paliar, un déficit extraordinario de espacios públicos y por lo tanto, responde a las necesidades de la población.

Las autoridades municipales, no se percataron, que los adolescentes de algunos barrios, «cierran» las vías al tránsito, para jugar beisboll los domingos, demostrando así, la necesidad de más espacios verdes, en nuestra ciudad o sencillamente, lo fácil que resulta transformar el uso de un espacio en otro.

El ayuntamiento del Distrito Nacional se empeña en estos momentos en una política urbana, denominada de recuperación de las aceras y de las vías públicas. Para esto, desarrolla un programa de liberación de las vías de vehículos parqueados en las aceras. Uno se pregunta de antemano, ¿para que objetivo? ¿para transitar mejor? para los peatones? o para recaudar más?

Cual sea el objetivo, es obvio que se debía empezar por limpiar la ciudad: limpiar las aceras de basura, rellenar los hoyos, quitar los obstáculos, reglamentar el tránsito de los carros de concho y obligar las guaguas a montar y desmontar pasajeros en un espacio fijo. así se iniciaría la liberación de las vías y de las aceras.

Se debía combinar con una campaña de información, de educación y de participación ciudadana. No es posible alcanzar objetivos de crecimiento económico y social, de gobernabilidad, de desarrollo sostenible sin previamente y permanentemente educar e integrar. Toda función social y política tiene primero una función educativa y formadora (a propósito ¿porque sembrar palmas que no dan sombra destruyendo árboles que si las daban, además de recrear la asociación palma-Trujillo, que culturalmente está semi enterrada?).

Liberar las aceras de la ciudad y las vías públicas de obstáculos, no podía bajo ningún motivo, iniciarse con esa detestable práctica del camión grúa que se lleva, arbitrariamente un vehículo a otro lugar para devolverlo, después del pago de una multa desmesurada.

Las competencias de las autoridades municipales deben extenderse mucho más allá, de la simple recaudación de fondos. En países como el nuestro, donde la escuela en general no cumple funciones de formación de ciudadanía, cabe a todas las instituciones públicas o privadas y a los partidos en particular, transformarse en agentes de educación, para formar una mejor ciudadanía, para fomentar un mejor comportamiento ciudadano, generar mayor responsabilidades en la ciudad.

Las autoridades municipales parecen desconocer que en Santo Domingo, donde se implementa una reconversión del uso del espacio, colonial y no, la falta de parqueo se ha vuelto dramática y la ciudadanía no tiene, por que pagar, una falta de previsión de todas las autoridades municipales, que han administrado la ciudad. Pero además, llevándose carros sin explicaciones presenciales, actúan de manera arbitraria, porque puede ser conscientemente que un ciudadano parquee su vehículo, ligeramente en una acera: las calles de Santo Domingo Colonial, son trazadas de manera tal, que cuatro esquinas ocupadas por carro,s reducen significativamente la vía pública, por lo tanto, subirse ligeramente en una acera, en esquina, ameliora el tránsito por la vía pública y puede ser un acto de responsabilidad ciudadana.

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