Por una Justicia libre de presiones

Por una Justicia libre de presiones

Tanto daño se le hace a la Justicia –entendiéndola convenientemente como Judicatura y Ministerio Público—presionándola desde dentro, desde el Gobierno, como desde fuera, es decir, desde la sociedad, particularmente desde la comunidad partidaria. La justicia debe dejarse caminar con sus propios pies, oír con sus oídos propios y leer y comprender sin ayudas de terceros. Aunque, ingenuidad aparte, todos debemos saber que la justicia no solo es parte de la sociedad sino que brota de ella. Pero en la democracia occidental el ejercicio de la independencia es válido aunque nunca se logre de manera absoluta. La justicia, por lo tanto, siempre, absolutamente siempre, será perfectible. Estas disquisiciones las hacemos en aras de que la sociedad dominicana de nuestros días entienda y comprenda que debemos dejar que el Ministerio Público y los jueces se manejen con suficiente libertad y libres de presiones en el conocimiento de los recursos acusatorios que pesan sobre notables ciudadanos que en años recientes administraban bienes públicos. Ahora es el momento de la Justicia. Esta debe ser soberana para tomar las decisiones y los enjuiciamientos que considere a la luz de la Constitución de la República y de las leyes adjetivas y códigos que nos norman y rigen. Los defensores de los encartados tienen la responsabilidad de velar porque los derechos de sus defendidos sean observados de manera estricta, sin menoscabo de ningún tipo. Esta es una responsabilidad sagrada que debe ser llevada a cabo con atención.

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Pero resistamos la tentación de ir más allá, de ejercer presiones que procuren soliviantar el ánimo de las masas. Aboguemos, pues, por una Justicia sin presiones.

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