Por una nueva visión de la educación superior

Por una nueva visión de la educación superior

Jesus de la Rosa.

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¿Cuáles características tendría el modelo de universidad que visualiza el autor de este artículo tomando en cuenta sus ideales y sus compromisos con la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo? Sería la de una casa de altos estudios que mantenga estrechas relaciones de coordinación con el Estado, la sociedad civil y el sector productivo; una institución de educación superior que forme parte de un proyecto nacional de desarrollo humano y sostenible; una universidad forjadora de ciudadanos conscientes y responsables, de profesionales capacitados y dotados de una cultura humanística y científica; un sistema de educación superior que contribuya a defender, acrecentar y difundir los valores culturales propios; una institución de estudios superiores donde docencia, investigación y extensión se integren en un solo quehacer.
Soñamos con tener a nuestro alcance una universidad que acepte la evaluación por sus pares y que practique la auto-evaluación sistemática de todas sus actividades; que sepa emplear todos los recursos de la moderna tecnología educativa, como apoyo a la docencia sin permitir que la máquina reemplace al catedrático, salvo aquel que “merezca ser remplazado por ella”. Deseamos una universidad que diversifique su población estudiantil y su oferta de carrera, ofertando, a su vez, carreras cortas de nivel superior, prestigiadas por su identidad académica y por su posibilidad de permitir el paso a otras de larga duración. En fin, una universidad edificada sobre la base de estructuras académicas y administrativas flexibles, que propicie la reintegración del conocimiento y el trabajo interdisciplinario y transdisciplinario.
Desde las últimas décadas del pasado siglo 20, en la República Dominicana, y en casi todas las demás naciones de la América Española y el Caribe, se han venido sucediendo profundas transformaciones en los distintos sectores económicos y sociales de dichos países, que han causado ciertas transformaciones en la educación superior de dichas naciones. Tomemos como ejemplo lo sucedido en el sistema dominicano de educación superior casi inmediatamente después del ajusticiamiento de Trujillo la noche del 30 de mayo de 1961: una gran expansión de su población estudiantil acompañada de una gran diversificación institucional; una revisión de su forma y manera de elegir sus autoridades; la puesta en vigencia de la libertad de cátedra y la autonomía universitaria, acompaña de reclamos y clamores al gobierno de turno por más recursos económicos para la UASD, entre otras acciones. También, fue notable el incremento de la internalización de la Universidad Primada de América y sus esfuerzos de transformación traducidos en nuevos conocimientos y propuestas de soluciones a problemas que afectaban a la sociedad. El nacimiento mismo de la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo, más conocida por sus siglas UASD, la misma que en la actualidad tratamos de reinventarla, se produjo en momentos sin grandes cambios. Guardando la diferencia, esa antigua Casa de Estudios no deja de presentar algunas similitudes con la UASD del siglo 21. Como lo expresara el escritor mexicano Octavio Paz: “las utopías son los sueños de la razón” y como dicen otros: “la universidad es también imaginación o no es nada” y es que la tarea principal de una universidad es la creación del futuro, no sólo previéndolo, también, contribuyendo a prefigurarlo.
El propósito de esta serie de artículos es ofrecerles a nuestros amables lectores una descripción de los problemas críticos que afectan a nuestra UASD. Para lograrlo, habremos de destacar los factores estratégicos que conforman el porvenir de nuestra amada Alta Casa de Estudios; también, haremos lo posible por reunir y unificar informaciones alusivas a las características, problemas y tendencias de la educación superior de la América Española y las de otras naciones del mundo.

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