Uno de los principales promotores de la alianza PRSC–PLD acaba de admitir públicamente las migajas ofrecidas por éste último y el replanteo de lo negociado, lo cual era previsible por la actitud  seguida por los negociadores.

Y es que éstos no acaban de entender, por lo que no puede hacer entender, que el único rol coherente que puede asumir el PRSC para fortalecerse, ahora que su dirección recayó en personeros progubernamentales, es de una oposición concertada con el gobierno, bien vista por éste: brindando espacio para canalizar inconformidades en lugar de dejarlas caer en los brazos de otra oposición,    radical o cómplice en irregularidades.

La actitud mendicante y el endoso incondicional al gobierno está llevando a la desactivación de la maquinaria reformista hasta el punto de correr el riesgo de quedarse desarmado cuando sea plenamente rechazado por el PLD, provocando la estampida que ya se observa en sus cuadros dirigenciales.

Ese rechazo era previsible a juzgar por señales previas: El PRSC procuró pactar con el PLD los bufetes directivos de los ayuntamientos para el pasado 16 de agosto, pero éste terminó haciéndolo  con el PRD; y quiso convertirse en adalid de la reforma constitucional pero el gobierno terminó pactando  con el PRD hasta en perjuicio del PRSC, desplazándolo del Consejo de la Magistratura. Solo entonces el PRSC se ha sacudido, después de haber pasado por alto elementos fundamentales de la constitución vigente, de facturación reformista, que debió provocar una defensa vehemente de disposiciones preservables.

El precedente del 2006, cuando el PLD rechazó aliarse con el PRSC empujándolo hacia la alianza rosada tampoco puede ser ignorado.

Solo que ahora en el PRD prima un proceder más irrespetuoso del pluralismo partidario y esta alianza dejó un sabor amargo en éste partido al interpretar que legisladores electos con sus votos hacen causa común con su adversario.

De seguir el PRSC en esa actitud mendicante, terminará desalmado para estas elecciones; cuando pudo y todavía puede implementar una línea opositora concertada con el gobierno.

Una línea practicada por Balaguer con el  PLD durante toda su existencia, hasta dar pié a interpretaciones de necesidad mutua de Bosch, que incluyó, especialmente, la experiencia  de 1996: estando el PLD en la oposición recibió alientos del gobierno que le permitieron alzarse con la Presidencia de la República.

El único camino airoso que tiene la dirección del PRSC es abandonar esa actitud mendicante que lo está llevando a su disgregación; y promover la oposición concertada que puede hasta llevarlo a la Presidencia de la República en el 2012.