Por una política de Estado hacia Haití

Por una política de Estado hacia Haití

Tirso Mejía-Ricart

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Los inmigrantes ilegales haitianos, como de otras nacionalidades en menor grado, aunque generan riquezas a los empleadores y a ciertas autoridades, así como ahorros al gobierno que los utiliza empleándolos en obras públicas, le quita oportunidades de empleo estable y mejor remunerado a incontables dominicanos.
Es necesario regularizar el ingreso de extranjeros para que participen en todos los campos de trabajo; sin discriminarlos pero preservando los intereses de los criollos. Lo cierto es que los dominicanos son en esencia un pueblo de inmigrantes e emigrantes que está en el centro de la cuenca del Caribe, por donde fluyen influencias y experiencias de todo género. Debemos permitir el ingreso limitado y dar acceso al trabajo a los extranjeros en las diversas áreas del quehacer humano; pero lo que no se puede permitir es que los inmigrantes sin residencia legal le hagan competencia desleal a nuestros hombres y mujeres, sin pagar impuestos ni tener controles sanitarios. La generosidad hacia nuestros vecinos, debe tener sus limitaciones.
La inmigración haitiana incontrolada genera perjuicios y suspicacias que pueden producir conflictos y perjuicios graves para nuestro desarrollo, por lo que además las tres acciones mencionadas en nuestro artículo anterior, deben adoptarse las siguientes:
1- Empleo Reservado a los Dominicanos. La ley y la disciplina ciudadana deberán fortalecerse, a fin de que el empleo de trabajadores y técnicos extranjeros no supere el 20% del total en cada renglón significativo de la actividad económica, para cada centro de trabajo y cada comunidad, incluyendo las empresas que son propiedad parcial o total de nacionales haitianos.
2- Una Guardia Fronteriza Confiable, esta deben estar compuesta por hombres y mujeres bien entrenados, disciplinados y mejor pagados, que estén bajo la supervisión conjunta de la Comandancia Regional del Ejército, la Dirección Nacional de Migración y el Comité de Políticas Dominico-Haitianas ya propuesto; y que se criminalicen las violaciones a las normas de inmigración en una u otra dirección, particularmente para los que están llamados a protegerlas, como la Policía, el Ejército, las entidades públicas y de inmigración.
3- Erradicación de Zonas Segregadas de Haitianos. Establecer una política franca de erradicación de bateyes y tugurios de segregación haitiana, combinando formación escolar dominicana, atención en salud, y fuentes de trabajo, con participación de dominicanos nativos, así como prohibiendo la incorporación de más residentes ilegales.
4- Zonas Francas Industriales y Comerciales a cada lado. Establecer, con la participación de recursos y apoyo internacional, zonas francas industriales y comerciales a ambos lados de la frontera, pero en cada parte con el 80% de sus nacionales, con apoyo de personal de seguridad.

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