Por una reforma agraria de verdad

Por una reforma agraria de verdad

El generalísimo Rafael Leonidas Trujillo fue el primer gobernante que propició repartos de tierras a agricultores sin recursos, fundando en la frontera en los años 40 las colonias agrícolas de Mariano Cestero, Villa Anacaona,  Guayajayuco y Río Limpio, luego en la décadas de los años 50 Dajabón, Carbonera, Constanza, Villa Isabel (Villa Vásquez) y Jarabacoa, con inmigrantes japoneses.

En enero de 1962, el presidente de la República y del Consejo de Estado, Rafael Bonnelly, inició repartos de tierras en los predios mal habidos de José Arismendy Trujillo (Petán) en Bonao, primer asentamiento arrocero del país, que hoy sobrevive reforzado por el presidente Juan Bosch que respaldando a su ministro de Agricultura, Antonio Guzmán, introdujo la investigación arrocera en el país con la Estación Experimental de Juma, Bonao.

El introito, para acotar que los asentamientos agrarios en el país han arrastrado una falla original, limitándose a entregar tierras aradas, contrario a los modelos exitosos de Taiwán, Japón y el Estado de Israel, de entregarles a los productores además de tierras, techo. semillas, aperos, animales productores, descontado todo con un por ciento de la producción anual. ¡Eso es una reforma agraria y lo demás es una caricatura grotesca! Pantomima. Farsa. Ridículo. Obsoleto. Frustrante.

Esa reforma agraria exitosa puede lograrse apoyando el presidente Danilo Medina la ley que exige el Banco Agrícola para que los depósitos de alquileres inmobiliarios nutran su programa de préstamos y lograr así RD$40 mil millones, que son la cuantía que la JAD reclama para desarrollar el sector.

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