Con un brote de cólera tan cerca como en San Cristóbal, frecuentes lluvias y toneladas de basura regada por todas partes, el Gran Santo Domingo se ha convertido en una especie de bomba sanitaria que pone en riesgo la salud de los habitantes de la demarcación. El acceso a Duquesa, vertedero que para colmo está en litis judicial, está limitado de manera crítica por mal estado de las vías interiores y los ayuntamientos del Distrito Nacional y de tres de los municipios de Santo Domingo se han visto imposibilitados de deshacerse de todos los desperdicios que generan diariamente estas demarcaciones. El depósito de Duquesa, que debería ser una solución para la disposición final de la basura, continúa siendo foco de problemas.
La situación causa riesgos sanitarios que deberían ser enfrentados a tiempo por los gobiernos municipales y los ministerios de Salud Pública y Medio Ambiente. La descomposición de desperdicios a cielo abierto crea condiciones indeseables en momentos en que el cólera ataca en San Cristóbal y hay brotes de dengue y leptospirosis. Una vez que se logre una solución para la crisis actual, los cuatro ayuntamientos del Gran Santo Domingo que vierten en Duquesa deberían ponerse de acuerdo para buscarle una solución de fondo al problema de los desperdicios, poniendo el asunto en manos expertas. La salud de los munícipes no puede continuar a merced de la improvisación.
HAY QUE ALENTAR ESTE INTENTO
La Procuraduría General de la República acaba de dar un paso que debe merecer estímulo. Mediante su Unidad de Reinserción de Repatriados pretende dar seguimiento y apoyo a dominicanos traídos al país después de cumplir condena en los Estados Unidos. Esa unidad recibió ya al primer grupo de ex convictos proveniente de cárceles estadounidenses. El propósito es estimularlos a estudiar y prepararse para reinsertarse en la sociedad como ciudadanos regenerados y útiles.
Si esta unidad se toma en serio su trabajo, ayudaría a atenuar un drama social bastante complejo, que protagonizan los repatriados. Muchos quedan aislados aunque quieran trabajar y regenerarse, pues pocos les dan la oportunidad de conseguir un empleo. A algunos de ellos solo se les ha dado la oportunidad de reincidir en el delito. Estimulemos este tímido intento por rehacer vidas deshechas.