Pese a los indudables esfuerzos realizados por la Junta Central Electoral para que las elecciones primarias del pasado 6 de octubre se realizaran, éstas tuvieron las siguientes fallas:
a) En base a la Ley No.33-18 dictada por la bancada parlamentaria hegemónica del PLD, se estableció un mecanismo que solo podía beneficiar al sector oficialista de ese partido, a la que tuvo que atenerse el PRM porque algo era mejor que nada, pues los otros partidos que debían participar prefirieron dentro de su lógica gastar menos y despacharse con encuestas y convenciones a su manera.
b) A pesar que todos los militares y policías, fueron acuartelados y ante sus ojos, según fotos, se compraron y vendieron cédulas y votos descaradamente.
c) Tampoco se hizo auditoría técnica a la transmisión electrónica de resultados, se dice que por falta de presupuesto.
d) Las universidades que participaron (por casualidad se excluyó a la UASD y se incluyó al ITLA, que es oficialista), las que dieron un informe a posteriori.
e) Se trató de todos modos de elecciones separadas para cada partido; no sabía lo que pasaría cuando éstas fueran con partidos contrarios.
Independientemente de lo que ocurrió en las primarias, no se explicó a cabalidad porqué el curioso comportamiento de los votos en los horarios diferentes y en la región Sur del país. Es evidente que se fue en exceso optimista al estrenar un sistema nuevo sin pruebas y cómputos anteriores y teniendo en cuenta que sería diferente resultados.
Lo cierto es que no puede haber elecciones transparentes sin una policía electoral que haga su trabajo, una fiscalía electoral en todos los municipios grandes y pequeños y que se condene a prisión, multas y degradación cívica a los que compren y vendan cédulas y votos, o se trafique con propaganda o insignias de los partidos cerca de los centros electorales.
Lo cierto es que mientras en la mayor parte de los países y de los estados de la Unión Norteamericana no confían plenamente en la función electrónica de datos o resultados, no podemos arriesgarnos a aceptarlo.
Lo cierto es que no podemos aceptar que se den resultados si no se cuentan los votos manualmente, por lo menos a nivel presidencial y en otros niveles que haya dudas de sus resultados.
Lo cierto es que no podemos confiar en aliados de ocasión que en el pasado se han comportado de espaldas a las normas más elementales de la conducta cívica. Además, hay un refrán que dice: en política hay que creerlo todo…pero comprobarlo todo…