Por unos votos más

Por unos votos más

Los políticos dominicanos, que han contribuido a desacreditar cuando utilizan el clientelismo para sus intereses mezquinos, atentando contra el sistema de partidos y a la distorsión de la democracia, que son acciones absurdas y deshonrosas. Exponiendo posiblemente también a desmantelar el Estado dominicano; mintiendo y engañando por unos votos más, únicamente para aumentar sus beneficios, aprovechándose de la falta de institucionalidad en la cosa pública.

Permiten, por indiferentes, que el desempleo que nos arropa, sin adoptar nada positivo para resolverlo, y evitar  que por falta de puestos de trabajo, jóvenes y adultos vayan por el camino de la delincuencia,  lo que  incide en el problema de la seguridad pública; lo que atenta contra la salud de la patria. Aceptando  que los puestos de trabajo sean ocupados por extranjeros sin papeles,  sobre todo en los negocios informales, donde se ganan el pan los más pobres, sin sindicatos,  por los que no dicen nada. A sabiendas de que perjudican a los ciudadanos dominicanos, en complicidad con los empresarios que se benefician pagando bajos salarios, incluidos los falsos sindicalistas aburguesados. Todo por endosarle la pobreza extrema del pueblo haitiano a la pobre nación dominicana, que no puede con la suya.

Donde se aprecian  las razones por las cuales la nación dominicana se dirige al desastre por la falta de afianzar la soberanía, la institucionalidad y el cumplimiento de la ley. Que se comprueba con la inversión de valores en el seno de la sociedad. La muestra son las vías públicas, la falta de educación y cortesía de los conductores de vehículos de motor, que no respetan nada. La autoridad competente no hace cumplir  la ley. Con la luz roja ni hablar; por rebasar no respetan los carriles, transitando por encima de las líneas blancas y amarillas, o conduciendo en vías contrarias. Subirse a las aceras,  violar el paso del peatón donde lo sobrepasan hasta el centro de la calle que deben dejar libre. También desconocen las luces direccionales, a las que no les prestan atención.

La cantidad de demandas de amparo contra las entidades del Estado son actualmente el pan de cada día que desbordan los tribunales, por la incapacidad de los funcionarios públicos de cumplir la ley; como consecuencia del desorden institucional que se derrama en el país  por los intereses de todos los políticos que avergüenzan la nación al denostar la institucionalidad del Estado de Derecho.

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