Porque cualquier cosa puede pasar

Porque cualquier cosa puede pasar

La vergüenza no cabe en mi cuerpo. Cada vez que escucho hablar de goteras y sudor, me asaltan la indignación y la incredulidad. Y es que, en algo que se llame país, ¿puede entenderse que se organice una actividad internacional sin que haya condiciones para ello?

Mientras el Presidente recorre Alemania, a la sazón de la evaporación del sueño mundialista de los germanos, en la República Dominicana tenemos que escuchar que los juegos de Centrobasket tuvieron que ser suspendidos ayer, por las pésimas condiciones del aire acondicionado. La decisión se tomó tras tres días de serias dificultades en la climatización del aforo, que ha causado múltiples interrupciones de los partidos e interminables caídas de los jugadores, algunas de ellas de seria consideración (es el caso del panameño Roy Hibbert).

“Pedimos excusas a los aficionados y a todos los que participan del campeonato, pero consideramos que es la medida más atinada en aras de la salud y la seguridad de los jugadores”, dijo Alberto García, ejecutivo de Fibaaméricas, cuando hizo el anuncio de la suspensión de los juegos.

En teoría los juegos siguen hoy. Todo depende de que el aire funcione y de que las goteras no vuelvan a aparecer (Dios, que no llueva).

Continúe o no el campeonato, hay preguntas que se tienen qué hacer. ¿Por qué la Secretaría de Deportes no se cercioró del estado del Palacio de los Deportes cuando se hizo el anuncio de Centrobasket? También sería importante que nos digan por qué no le han dado mantenimiento al recinto y cada cuánto tiempo lo hacen. Ese es uno de nuestros grandes problemas: siempre esperamos que las cosas se destruyan antes de actuar. ¡Qué pena!

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