¿Porqué no Cannes?

¿Porqué no Cannes?

La Dirección General de Cine me hizo llegar hace ya unos días a través de las redes sociales un comunicado intitulado “¿Por qué Cannes?”, en donde dice que la ilusión más grande para un cineasta mundial, imagínense dominicano, era verse caminando por la alfombra roja, sabiendo que su película había sido escogida en la selección oficial del festival galo.

No imagino la algarabía del cineasta criollo, llamando a sus familiares, subiendo fotos a las redes sociales para que sus amigos, pero sobre todo, sus enemigos, se mueran de la envidia. ¡Mamá, papá estoy en Cannes… Dios qué grande es esto, parece tu gloria¡

La verdad es que el comunicado de la DGCine es muy naif, con tintes turiferarios, porque ciertamente todos quisiéramos ir a Cannes; o mejor, asistir a La Berlinale con matices nibelungos; no, mejor estar presente en La Biennale de Venezia; qué va hombre, debes participar del Sundance Film Festival de Robert Reford; o lo realmente soñado por todo cineasta, estar en la alfombra roja de Hollywood entre los nominados al codiciado Oscar. ¡Lo máximo sin duda!

No creo que ningún cineasta de ninguna parte del mundo esté rodando filmes para caminar unos minutos por la alfombra roja, o para que su película sea escogida en la selección oficial de ningún festival por prestigioso que este sea. Eso es un plus que se añade a la obra audiovisual por la calidad de la misma, por el tema, las actuaciones, la fotografía… Ningún cineasta que se respete intercambia su discurso cinematográfico por caminatas en alfombras ni selecciones subjetivas de jurados. Además, en los países donde el cine está controlado por organismos oficiales, nadie puede mandar una cinta cinematográfica sin la previa autorización de las autoridades reguladoras. Un cineasta de cualquier parte del mundo, si conoce el oficio y tiene conciencia del poder que significa el cine, rueda películas para exponer, a través de una propuesta creativa, historias que expresen su punto de vista social, filosófico, político… humano, provocando con ello la reflexión, el repudio, el análisis, la protesta, la discusión del tema presentado en forma audiovisual.

En ese momento, y lo digo como cineasta activo, nadie está pensando en ir a ningún festival ni ganar ningún premio o reconocimiento.

Los comisionados de la Dirección General de Cine deben pensar menos en tickets aéreos y comprometerse más por el cine dominicano. Lo digo como cineasta y como contribuyente dominicano de cuyos bolsillos sale mucho del dinero que se utiliza en “turismo cinematográfico”.

No queremos que las actuales autoridades de DGCine repitan lo que ya hicieron nuestras autoridades pasadas, que hacían presencias en los festivales más exclusivos del mundo, pero que nunca fueron a las provincias a estimular o apoyar a los talentos cinematográficos emergentes.

Grupos provinciales con sentido creativo, pero que no cuentan con la dirección adecuada para llevar a feliz término sus proyectos.

El cine dominicano debe salir de las áreas metropolitanas de Santo Domingo y Santiago para ir a la frontera, a las provincias, a las escuelas, a los centros comunales y que la gente lo conozca y lo disfrute, solo así podremos tener nuevas miradas, nuevos públicos. ¡Solo así el cine local podrá crecer! Hay que ofrecer facilidades a nuestros cineastas para que proyecten sus películas y hablen con la gente simple, para dejarlos enganchados para la próxima función como espectadores.

Hay que impartir más talleres, más cursos, más seminarios. Formar cine-clubes a nivel nacional, escolar, de grupos culturales, políticos, empresariales… religiosos. Hay que hacer más por el cine nacional en lo nacional, no en lo internacional, eso vendrá después cuando la fama local retumbe con tanta fuerza que no se pueda ignorar afuera.

Claro, eso no sucede de la noche a la mañana ni por arte de magia, hay que arrimar el hombro decidido y firme. Hay que dar a conocer la Ley Nacional de Cine y sus ventajas para los empresarios dominicanos en sentido general. Hay gente en el interior del país que quiere apoyar el cine pero no sabe cómo hacerlo porque simplemente no esta enterada de la misma.

El cine dominicano apenas comienza, está de moda entre la población: Todo el mundo quiere actuar, escribir un guión o dirigir una película. No dejemos que toda esta euforia artístico-cultural muera por una burocracia infuncional cuando tenemos las herramientas, los recursos técnicos y el dinero para hacerlo bien. Pensemos más en lo local.

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