El Premio Fundación Corripio 2008 ha sido destinado a reconocer los altos méritos de  cuatro personalidades de gran peso moral en nuestra sociedad. Se trata del historiador y ambientalista Frank Moya Pons, en la categoría Ciencias Sociales; el médico gineco obstetra Bienvenido Amado Delgado Billini, en Ciencias Naturales y de la Salud; el  pintor de dimensiones internacionales Domingo Liz, en  Artes,  y la  periodista Nuria Piera, en la categoría Comunicación. Se trata de gente que ha dejado huellas perennes en el ejercicio de sus profesiones, para beneficio del pueblo dominicano.

El historiador Moya Pons, con  doctorado en desarrollo económico de la Universidad de Columbia,  es profesor en varias universidades y ha escrito varios textos de historia,  artículos, ensayos y estudios de profundidad y erudición. El doctor Delgado Billini se especializó en la Universidad de Pennsylvania, es vicepresidente del Patronato del Hospital General de la Plaza de la Salud, miembro del Comité de Bioética de ese centro y de su Consejo de Enseñanza e Investigación. Liz ha llevado por el mundo la calidad de su pintura y ha conquistado varios galardones. Y la   periodista Piera, que  es además abogada, mercadóloga y publicista, produce un programa de televisión valiente y aguerrido que ha ganado gran respeto. Se trata de honrar a quienes honor merecen.

Estados Unidos ante el mundo

La crisis financiera de Estados Unidos ha proyectado sus efectos por los cinco continentes, pero ninguno otro país, que no sea Estados Unidos, tiene la responsabilidad de buscarle remedio a la quiebra antes de que ésta hunda las demás economías. No hacerlo, eludir la responsabilidad, sería un acto cuestionable y en alguna medida abusivo. La crisis tiene sus causales dentro de Estados Unidos, no fuera de ahí.

Por eso, ante el fracaso del “salvataje”, la Comisión Europea ha llamado a Estados Unidos a asumir la  responsabilidad absoluta de la crisis y a buscarle solución oportuna. También el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, entiende que los países en desarrollo no pueden ser víctimas del “casino financiero” existente en Estados Unidos. El presidente  George Bush  ha dicho que cada día que pase sin solución agravará la crisis. El resto del mundo, en particular las economías pequeñas, no deberían pagar  un banquete que no degustaron.