Quienes tenemos la oportunidad de comunicar, por cualquier vía, debemos ser prudentes, cautelosos y específicos en aquello que comunicamos.
La gente que nos lee, o nos escucha, suele darle entero crédito a lo que comunicamos.
El día que se publicó la información de la prohibición del porte de armas, escuché a unos comentaristas de radio lanzando improperios al secretario de Interior y Policía, Franklin Almeyda Rancier, tildándolo hasta de troglodita por la medida tomada. Lo acusaban de estar de parte de los delincuentes.
Esto no es comunicar, esto es agitar a la población. Una población que con sobrada razón se siente insegura al transitar por las calles y aceras de nuestro país. No importa la hora ni la zona.
En lugar de tomársela con el secretario de Interior y Policía, esos comentaristas debieron destacar que esa resolución, la número 01-08 emitida por la Secretaría de Interior y Policía, mediante la cual prohíbe el porte de armas de fuego, permite su tenencia, sin exhibirla.
Ese señalamiento es lo que debieron destacar en sus comentarios para que así le quede claro no solo al pueblo sino, y sobre todo, a los propios agentes dispuestos para hacer cumplir la resolución. No se trata de desarmar a la población, que quede claro.
Esos agentes deben ser bien instruidos acerca de cuál es su papel. Y la ciudadanía debe saber que sí puede tener su arma, siempre y cuando tenga su licencia, pero no exhibirla. Hay que evitar las provocaciones y exhibir un arma provoca, más que a nadie, a los delincuentes.
El dominicano es muy dado a alardear. Seamos prudentes en estos tiempos matizados por la violencia.