LISBOA — Más de 4.800 personas pueden haber sido víctimas de abuso sexual infantil en la Iglesia católica portuguesa y 512 presuntas víctimas ya han denunciado, dijo el lunes un panel de expertos que investiga el abuso histórico en la iglesia.
Miembros destacados de la Iglesia lusa habían afirmado antes que sólo se había producido un puñado de casos.
Clérigos de alto rango se sentaron en la primera fila del auditorio donde los miembros del panel leyeron algunos de los desgarradores relatos de presuntos abusos incluidos en su informe final. Hubo descripciones vívidas e impactantes.
El jefe de la Conferencia Episcopal Portuguesa, el obispo José Ornelas, indicó que las autoridades eclesiásticas estudiarían el informe de 500 páginas del panel antes de dar una respuesta oficial.
“Hemos visto y escuchado cosas que no podemos ignorar”, dijo a los periodistas. “Es un conjunto dramático de circunstancias. No será fácil superarlo”.
El Comité Independiente para el Estudio de Abusos de Menores en la Iglesia Católica, formado por los obispos lusos hace poco más de un año, estudió los supuestos casos desde 1950. El comité presentó su reporte final el lunes, que será abordado el mes que viene por los obispos portugueses.
La mayoría de los supuestos casos ha prescrito. El panel informó que solo 25 acusaciones se pasaron a los fiscales.
El informe, que algunos consideran tardío, se produjo cuatro años después de que el papa Francisco reuniera a líderes eclesiásticos de todo el mundo en el Vaticano para abordar la crisis de abuso sexual en la Iglesia.
Pedro Strecht, un psiquiatra que dirigió el comité, calculó que la cifra real de víctimas en ese periodo era de al menos 4.815 personas. No explicó cómo se había hecho el cálculo.
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El comité no publicó los nombres de las víctimas, la identidad de los supuestos agresores ni los lugares donde se habrían cometido los abusos.
Sin embargo, el informe final incluía un anexo confidencial con todos los nombres de miembros de la Iglesia denunciados al comité, que se enviaría a la Conferencia Episcopal y a la policía.
El reporte indicó que el 77% de los agresores eran sacerdotes, y otros eran personas vinculadas con instituciones eclesiásticas. Según el informe, 77% de las víctimas no reportó el abuso y solo 4% acudió a la policía. La mayoría de los abusos ocurrieron cuando las víctimas comenzaban a ser adolescentes.
El 48% de los que declararon hablaban de los abusos por primera vez, indicó el texto. La mayoría de las supuestas víctimas eran varones y el 47% mujeres.
Algunos lugares de Portugal —como seminarios e instituciones religiosas— fueron “auténticos puntos negros” de abusos, añadió el reporte.
El panel recomendó que el plazo de prescripción de tales delitos se extienda a por lo menos 30 años a partir de los 23 años actuales.